(Publicamos esta información enviada al colectivo por nuestra compañera Rosa Jimenez,pues es saludable fomentar el sentido positivo y el optimismo) 😀
(Referencia EL PAIS 25 ENE 2018 -
08:41 CET)
Muy poca gente cree que el mundo va cada
vez a mejor. Uno de ellos es Max Roser, economista de la Universidad de Oxford.
A finales de diciembre publicó seis gráficos en
su web que muestran cómo en los últimos 200 años hemos mejorado, y mucho, en
estos seis asuntos: pobreza extrema, educación básica,
alfabetización, personas que viven en democracia, vacunas y mortalidad
infantil.
Entonces, ¿por qué muchos seguimos con
la idea de que todo va cada vez peor o, al menos, igual de mal que siempre?
Según explica Roser a Verne en
conversación telefónica, “los cambios positivos necesitan mucho tiempo”, ya que
las tendencias se construyen a lo largo de décadas o incluso siglos. En cambio,
nuestra psicología hace que prestemos más atención a los eventos negativos, ya
que podrían suponer un peligro, y además los medios nos fijamos menos en las
tendencias a largo plazo y más en eventos, que a menudo son negativos, como las
crisis económicas, atentados, accidentes…
Roser no presenta este trabajo para que seamos
complacientes. “No hay razón para pensar que esta evolución continuará y que no
puede cambiar”, recuerda, antes de añadir que “por supuesto, debemos fijarnos
en lo que sigue mal para intentar mejorarlo”. Eso sí, ver lo que va bien “nos
anima a continuar” y a darnos cuenta de que podemos contribuir a mejorar las
cosas, aunque no nos lo parezca. De hecho, el cambio principal en estos 200
años es que “nos hemos dado cuenta de estos problemas se pueden solucionar”. En
cambio, hace dos siglos “ni siquiera sabíamos que había un problema”.
¿Todo va a mejor?
No
todo está mejor que hace 200 años, claro. “El medio ambiente es el ejemplo
obvio”, apunta Roser. No solo por el calentamiento global, sino también por la
extinción de especies y la menor biodiversidad. “Pero no solo hay aspectos
negativos”, asegura, recordando que se ha reducido la deforestación en los
últimos años y que, ya más a largo plazo, el hecho de que se sustituyeran los combustibles
sólidos por líquidos y por la electricidad ha llevado a una menor polución en
los hogares.
No habla en su texto de la guerra, pero
coincide con la tesis que explica el científico cognitivo Steven Pinker en Los ángeles que llevamos
dentro: “Vivimos una época de paz extraordinaria”, tanto en lo que
se refiere a conflictos bélicos como a homicidios, y no solo en Europa. Pero
recuerda algo que es extrapolable al resto de áreas: “Por muy buenas que sean
las estadísticas, siempre hay que recordar que la situación actual no es
aceptable”. El hecho de que muchas cosas vayan mejor que hace dos siglos no no
significa que podamos conformarnos. Al contrario, tiene que ser un estímulo
para seguir trabajando.
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