En un pequeño receso, escuché una canción de Silvio Rodriguez que decía así: Poco amor…. El verdadero da dolor….
Y de repente se agolparon ideas y sentimientos en mí, que empecé a escribir rápidamente y en un momento aquí están plasmadas las ideas.
Sí, si amas mucho, sufrirás mucho. Si tu corazón, es capaz de abrirse a muchos…. Incluso a la humanidad sufrirás mucho, porque la mayoría de la humanidad es sufriente.
Yo conozco de primera mano una humanidad muy pobre, incluso hambrienta y esto me produce un gran dolor y una gran rabia.
¿No sería mejor que amara poco, para sufrir poco? No, rotundamente, no. ¿Pero como metabolizar este sufrimiento y esta rabia?
Yo, que de naturaleza soy amable, me sale odiar a los poquísimos humanos, que por su mal hacer, mantienen a la mayor parte de la humanidad en la oscuridad, la animalidad y el sufrimiento. Sí, yo considero, que tengo un enemigo, a quien liquidar. También sé que la violencia aunque sea revolucionaria, también es violencia. Pero es la respuesta justa a la violencia estructural de la pobreza que es la raíz de toda violencia.
Pero me surge una idea ¿Y si mirara la realidad con los ojos de la espiritualidad, con los ojos del TODO. ¿Y si mirara así a mis enemigos? Recuerdo una poesía de Bertolt Brecht que viene al caso y que dice algo así:
Colgada en mi pared, tendo una máscara japonesa
Máscara de horror, pintada en oro.
Compasivamente miro las abultadas venas de su frente
Que revelan el esfuerzo que cuesta ser malo
¿Y si supiera mirar con compasión a mis enemigos? Para esto necesito mucho “silencio”, necesito situarme en la “profundidad” de mi ser. Pero qué lejos estoy de ello, intento situarme en el camino, es difícil, pero ahí está el intento. Siempre volverlo intentar .
Si supiera mirar desde la espiritualidad, desde la sutileza, para saber ver que detrás de “tanto sin sentido, de los abismos” rige la ternura, la acogida, el Amor. Esto da alegría, esperanza y te hace soñar con un universo de fraternidad. Pero me siento torpe, limitada por una estructura de mi “yo” que repite siempre el mismo discurso encorsetado y superficial. Soy tan poco libre. Necesito calmar la mente para ver más allá de la superficie y buscar a través del silencio la Libertad y la Paz, así con mayúsculas.
Queridos todos “yo“ soy un reflejo del “todo” y los problemas de la ”humanidad” reflejan los problemas de cada “persona”. A mí, mi “yo” habitualmente me conforma, como una persona con poco discernimiento, con poca libertad y desde mi realidad un tanto precaria, me sitúo con ilusión, en la búsqueda de la espiritualidad, que me ayude a mirar a la humanidad y al planeta desde todos los ángulos, así integraría el bien y el mal.
Me gustaría pasar de una mente dual, que me hace creer que yo soy distinta de lo demás, a una mente que sepa discernir, que esté extraordinariamente atenta a todo lo que pasa en ella y fuera de ella y que viera la unidad.
Con esta mente despierta. Intuyo que el horizonte para todas las personas, verdugos o victimas es el mismo, recuperar la dignidad.
¿Qué es un capitalista? Una persona que ha perdido su dignidad y que ama sobre todas las cosas el dinero.
¿Qué es un pobre? Una persona a la que le han arrebatado su dignidad y muchas veces, lo acepta y se conforma con ello.
Pienso que hace falta mucha “espiritualidad” para que la humanidad recupere su dignidad y un poquito de violencia “revolucionaria” para ponernos en camino.
Esperanza
El Collado noviembre 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario