viernes, 30 de octubre de 2015

Hacia una Espiritualidad Planetaria y Ecológica

Cuando hablamos aquí de espiritualidad pensamos en una experiencia de base englobante con la cual se capta la totalidad de las cosas exactamente como una totalidad orgánica, cargada de significado y de valor. En su sentido originario espíritu, de donde viene la palabra espiritualidad, es la cualidad de todo ser que respira. Por lo tanto es todo ser que vive, como el ser humano, el animal y la planta. Pero no solo eso, la Tierra entera y todo el universo son vivenciados como portadores de espíritu, porque de ellos viene la vida, proporcionan todos los elementos para la vida y mantienen el movimiento creador y organizador. Espiritualidad es la actitud que pone la vida en el centro, que defiende y promueve la vida contra todos los mecanismos de disminución, estancamiento y muerte.

En este sentido lo opuesto al espíritu no es cuerpo, sino muerte, tomada en su sentido amplio de muerte biológica, social y existencial (fracaso, humillación, opresión). Alimentar la espiritualidad significa estar abierto a todo lo que es portador de vida, cultivar el espacio de experiencia interior a partir del cual todas las cosas se ligan y se re-ligan. 
El hombre/mujer espiritual es aquel que siempre percibe el otro Lado de la realidad, capaz de captar la profundidad que se revela y vela en todas las cosas, y que consigue entrever la relación de todo con la Ultima Realidad.  
La crisis ecológica revela la crisis de sentido fundamental de nuestro sistema de vida, de nuestro modo de sociedad y de desarrollo. No podemos seguir apoyándonos en el poder como dominio y en la voracidad irresponsable de la naturaleza y de las personas. No podemos seguir pretendiendo estar por encima de las cosas del universo, sino al lado de ellas y a favor de ellas. EI desarrollo debe ser con la naturaleza y no contra la naturaleza.
Lo que actualmente debe ser mundializado no es tanto el capital, el mercado, la ciencia y la  técnica; Lo que fundamentalmente debe ser más  mundializado es la solidaridad con todos los seres empezando por los más afectados, La valorización ardiente de la vida en todas sus formas, la participación como respuesta a la llamada de cada ser humano y a la propia dinámica del universo, La veneración de La naturaleza de la que somos parte, y parte responsable. A partir de esta densidad de ser, podemos y debemos asimilar la ciencia y la técnica como formas de garantizar el tener, de mantener o rehacer los equilibrios ecológicos, y de satisfacer equitativamente nuestras necesidades de forma suficiente.

ECOLOGÍA PROFUNDA
Los maestros del estos moderno de la relación persona-naturaleza nos han desviado del camino recto. Necesitamos acercarnos a otros maestros fundadores de otra tradición espiritual más integradora, que iniciaron una nueva delicadeza con la naturaleza, como Francisco de Asís, Teilhard de Chardin, Mahatma Gandhi, y toda la gran tradición. Para ellos conocer no era nunca un acto de apropiación y de dominio sobre las cosas; era una forma de amor y comunión con las cosas. Todos ellos valorizan la emoción como camino hacia el mundo y como forma de hacer la experiencia de la divinidad.
Un tipo de espiritualidad es la ecología profunda. Como ya hemos visto Ernest Haeckel, biólogo alemán (1834-1919) creó en 1866 la palabra ecología y la definió como el estudio de la inter-relación de todos los sistemas vivos y no-vivos entre sí y con su medio ambiente, entendido éste como una casa de donde deriva la palabra ecología (oikos en griego =casa). De un discurso regional, como capítulo de la biología, ha pasado a ser actualmente un discurso universal, tal vez el de mayor fuerza movilizadora del tercer milenio.
El actual estado del mundo (polución del aire, contaminación de la tierra, pobreza de dos terceras partes de la humanidad, etc.) revela el estado de la psique humana. Estamos enfermos por dentro.
 Así como existe una ecología exterior, también existe una ecología interior. El universo no está únicamente fuera de nosotros, con su autonomía, esta también dentro de nosotros. Las violencias y las agresiones al medio ambiente Ianzan raíces profundas en estructuras mentales que poseen su ancestralidad y genealogía en nuestro interior. Todas las cosas están dentro de nosotros como imágenes, símbolos y valores; el sol, el agua, el camino, las plantas, los minerales viven en nosotros como figuras cargadas de emoción,  como arquetipos. Las experiencias benéficas que la psique humana ha vivido en su Larga historia, en contacto con la naturaleza y también con el propio cuerpo, con las más diversas pasiones, con los otros como masculino y femenino, padre y madre, abuelos, nos, hermanos y hermanas, dejan marcas en el inconsciente colectivo y en la percepción de cada persona.
A veces el proceso de personalización individual deja vestigios en comportamientos actuales. Por ejemplo, en la experiencia de cada uno existe “su mundo», el cuerpo, la familia, la casa, el espacio de la subjetividad. Este ámbito se mantiene cuidado y limpio. Fuera de él existe el vacío, la realidad amorfa y lo indeterminado. Ahí puedo tirar objetos y descuidar su cuidado, pues se tiene la impresión de que tales espacios no existen o que nadie los ve. De aquí se entienden los hábitos culturales de tirar basura en lugares solitarios, en los Iagos y en los mares, aparentemente sin dueño. Para la psicología infantil, lo que no se ve no existe. Como residuo de esta visión puede permanecer en el adulto la idea de que un objeto que no es visible no existe. Por eso lanza al fondo del mar o esconde bajo tierra desechos nucleares o tóxicos con la ilusoria sensación de haberlos realmente eliminado.

 LA DEFORMACIÓN CAPITALISTA DEL SER HUMANO
La cultura del capital imperante hoy en el mundo ha elaborado métodos propios de construcción colectiva de la subjetividad humana. En realidad los sistemas, también los religiosos e ideológicos, solamente se mantienen porque consiguen penetrar la mente de las personas y construirlas por dentro. EI sistema del capital y del mercado ha conseguido penetrar todos los poros de la subjetividad personal y colectiva, determinando el modo de vivir y de elaborar las emociones, la forma de relacionarse con los otros, con el amor y la amistad, con la vida y con la muerte. Así es que  divulga subjetivamente que la vida no tiene sentido si no está dotada de símbolos de posesión y de status, como un cierto nivel de consumo, de bienes, de aparatos electrónicos, de coches, de algunos objetos de arte, de vivienda en sitios de prestigio.
Los distintos sistemas fabrican socialmente al individuo que se les adecua, con las virtudes que lo refuerzan, refrenando las fuerzas que podrían ponerlo en crisis o que le permitirían elaborar una alternativa. Por eso Herbert Marcuse hablaba justamente de la fabricación moderna del hombre unidimensional. En lugar de enseñar a controlar los impulsos naturales del ser humano, el sistema incentiva algunos, reforzándolos intencionalmente de manera empobrecida, y otros simplemente los elimina. En la era tecnológica se verifica en la psique la invasión de objetos inanimados sin ninguna referencia humana. Los artefactos crean soledad, los datos de la informática y del ordenador llegan destituidos de tonalidad afectiva. Se genera el individualismo con personalidades  emotivamente fragmentadas, hostiles y antisociales. Los otros son vividos como extraños e impedimentos para la satisfacción de los deseos individuales.
 Se oculta la otra necesidad fundamental del ser humano que es la necesidad de ser, de elaborar su identidad única. Aquí no cabe la manipulación y la fabricación colectiva de la subjetividad, sino la Libertad, la creatividad, la osadía de seguir caminos difíciles pero personales. Tal dimensión es subversiva para los sistemas de regulación social, moral y religiosa. Pero es a partir de tales caminos como el ser humano puede enfrentarse al mundo del tener sin caer en su obsesión y ser víctima de su fetichismo. Ya lo decía el cacique piel roja, Seattle: “Cuando el ultimo árbol sea derribado, cuando el ultimo rio sea envenenado, cuando el ultimo pez sea capturado, solamente entonces nos daremos cuenta de que no se puede comer dinero.”

ECOLOGÍA INTEGRAL
La ecología de la mente trata de recuperar el núcleo valorativo-emocional del ser humano ante la naturaleza. Procura desarrollar la capacidad de convivencia y de escucha del mensaje que todos los seres Ianzan con su presencia y de reforzar la potencialidad de encantarse con el universo, con su complejidad, majestad, grandeza. Busca animar las energías positivas del ser humano para enfrentar con éxito el peso de la existencia y las contradicciones de nuestra cultura dualista, materialista, machista y consumista.
La ecología integral  parte de una nueva visión de la Tierra, inaugurada por los astronautas a partir de los años sesenta del siglo XX, cuando se lanzaron las primeras naves espaciales tripuladas. Ellos vieron la Tierra desde afuera. Desde la nave espacial o desde la Luna, la Tierra —según el testimonio de algunos de ellos— aparece como un resplandeciente punto azul-blanco que cabe en la palma de la mano y puede esconderse detrás del dedo pulgar. Desde esa distancia se borran las diferencias entre ricos y pobres, occidentales y orientales, neoliberales y socialistas. Todos son igualmente humanos. Es más, desde esa perspectiva Tierra y seres humanos aparecen como una misma entidad. EI ser humano es la propia tierra que siente, piensa, ama, llora y venera.
Los cosmólogos, gracias a la astrofísica, a la física cuántica, a la nueva biología, en una palabra a las ciencias de la Tierra, nos hacen ver que todo el universo se encuentra en cosmogénesis. Es decir, esta todavía en génesis, constituyéndose y naciendo, formando un sistema abierto, capaz siempre de nuevas adquisiciones y expresiones. Por lo tanto nada está acabado y nadie ha terminado de nacer. Por esto tenemos que tener paciencia con el proceso global, los unos con otros, y con nosotros mismos, pues nosotros humanos también estamos en proceso de antropogénesis, de formación y de nacimiento. Conclusión: una visión holística y liberadora de la ecología
La ecología integral procura habituar al ser humano a esta visión integral y holística. El holismo no es la suma de las partes sino captar la totalidad orgánica, una y diversa en sus partes. Esta cosmovisión despierta en el ser humano la conciencia de su misión dentro de esa inmensa totalidad. EI es un ser que puede captar todas esas dimensiones, alegrarse con ellas, alabar y agradecer a la Inteligencia que ordena todo y al Amor que mueve todo, sentirse un ser ético, responsable por la parte del universo que le cabe habitar, la Tierra.
Esta visión exige una nueva civilización y un nuevo tipo de religión, capaz de re-Ligar Dios y mundo, mundo y ser humano, ser humano y espiritualidad del cosmos. El cristianismo está llamado a profundizar la dimensión cósmica siempre presente en su fe. Dios está en todo y todo está en Dios. La encarnación del Hijo implica asumir la materia e insertarse en el proceso cósmico (el Cristo Cósmico de san Pablo, Duns Scoto y Teilhard de Chardin).
ECOLOGIA SOCIAL FRENTE A LA POBREZA Y LA EXCLUSION
Hablamos hoy de las muchas crisis que estamos sufriendo: crisis económica, energética, social, educativa, moral, ecológica y espiritual. Si observamos bien veremos que en todas ellas se encuentra la crisis fundamental: la crisis del tipo de civilización que hemos creado en los últimos 400 años. Esta crisis es global porque este tipo de civilización ha sido prácticamente difundida e impuesta a todo el globo.
¿Cuál es la señal visible que caracteriza este tipo de civilización? Que produce pobreza y miseria por un lado y, por el otro, riqueza y acumulación. Este fenómeno se nota a nivel mundial y hay pocos países ricos y muchos países pobres. Se nota principalmente en el ámbito de las naciones: pocos estratos beneficiados con gran abundancia de bienes de vida (comida, medios de salud, de vivienda, de formación, de diversión), y grandes mayorías carentes de lo esencial para vivir. Incluso en los llamados países industrializados del hemisferio norte hay bolsas de pobreza (Tercer Mundo en el Primer Mundo) así como hay sectores opulentos en el Tercer Mundo (Primer Mundo en el Tercer Mundo), en medio de la miseria generalizada. Las críticas que siguen pretenden denunciar las causas de esta situación.
Hay tres líneas de crítica al actual modelo de civilización y de sociedad:  
*La primera, hecha por los movimientos de liberación de los oprimidos, dice: el núcleo de esta sociedad no está construido sobre la vida, el bien común, la participación y la solidaridad entre los humanos. Su eje estructurador está en la economía de corte capitalista, conjunto de poderes e instrumentos de creación de riqueza mediante la depredación de la naturaleza y la explotación de los seres humanos. La economía es la economía del crecimiento ilimitado, en el menor tiempo posible, con la mínima inversión y máxima rentabilidad. Quien consiga obedecer esta lógica y mantenerse dentro de esta dinámica acumulará y será rico a costa de un permanente proceso de explotación.
¿Cuáles son las criticas principales a este modelo social?-Que no consigue crear riqueza sin generar al mismo tiempo pobreza, que es incapaz de conseguir desarrollo económico sin producir simultáneamente explotación social nacional e internacional. Y tampoco es democrático porque monta un sistema político de control y de dominio del proceso productivo por parte de los detentores del poder económico.. De esta crítica han nacido los movimientos de los oprimidos por su liberación. En ella echa sus raíces la teología de la Liberación, la primera síntesis teológica nacida en el Tercer Mundo (América Latina).
*La segunda línea crítica procede de los grupos pacifistas y de la no-violencia activa. Estos grupos se dan cuenta de que el tipo de sociedad de desarrollo desigual produce mucha violencia. Violencia social e injusticia societaria por causa de la desigualdad; violencia a nivel nacional e internacional. Esta violencia es consecuencia directa de la dominación de ciertos países que detentan el poder científico y técnico sobre otros más atrasados. El conflicto generalizado tiene mil rostros, los más conocidos de los cuales son los conflictos de clase, de etnia, de género, de religión. EI modelo vigente de sociedad no favorece la solidaridad, y sí la competencia; no el dialogo y el consenso, y sí la disputa y la lucha de todos contra todos.
Mantener la cohesión mínima de una sociedad desestabilizada internamente requiere cuerpos militares para el control y la represión. Datos recientes señalaban que dos terceras partes de la inteligencia mundial trabajan en proyectos militares. Incluso después del fin de la guerra fría se aplican en la industria de muerte cerca de 1 a 3 billones de dólares por año mientras que a la conservación del planeta y de sus ecosistemas se destinan solamente 130.000 millones. Contra esta tendencia han surgido en todo el mundo movimientos por la paz y por la no-violencia activa
*El tercer grupo de críticas que nos interesa directamente es el de los movimientos ecológicos. Constatan que los tipos de sociedad y de desarrollo existentes no consiguen producir riqueza sin producir simultáneamente degradación ambiental. Lo que el sistema industrial produce en demasía es basura, residuos tóxicos, escoria radioactiva, contaminación atmosférica, lluvias acidas, disminución de la capa de ozono, envenenamiento de la tierra, de las aguas y del aire; en una palabra, deterioro de la calidad general de vida. Estas preocupaciones están creando una cultura ecológica, es decir, una conciencia colectiva de responsabilidad por la supervivencia del planeta con su inmensa biodiversidad y por el futuro de la especie Homo.
Es importante articular hoy todos estos frentes críticos al sistema imperante, mirando hacia un nuevo paradigma de civilización y de sociedad, en la que podamos caber todos y donde imperen relaciones más benevolentes con el medio ambiente. Somos parte de un inmenso equilibrio/desequilibrio ecosocial.

LA CORRIENTE ECOLÓGICA EN SU DIMENSIÓN SOCIAL
Queremos ahora profundizar la tercera corriente, la ecológica, en su dimensión social. EI gran reto viene de la pobreza y de la miseria. Estos son los principales problemas ecológicos de la humanidad. Comencemos diciendo que pobreza y miseria son problemas sociales y no naturales ni fatales. Son causadas por la manera como se organiza la sociedad. Hoy tenemos conciencia de que lo social es parte de lo ecológico, en su sentido amplio y verdadero. Ecología tiene que ver con las relaciones de todo con todo, en todas las dimensiones. Todo está interconectado. No hay compartimentos estancos, lo ambiental por un lado y lo social por el otro. La ecología social se propone estudiar las conexiones que las sociedades establecen entre sus miembros y las instituciones, y las de todos ellos con la naturaleza que los contiene. Ante todo conviene señalar:
—En ecología no basta el conservacionismo (conservar las especies en extinción), como si la ecología se restringiese únicamente a un sector de la naturaleza, el biótico amenazado. Hoy en día todo el planeta debe ser conservado porque todo él está amenazado.
—No basta el preservacionismo (preservar mediante reservas o parque naturales regiones donde se conserva el equilibrio ambiental). Esto favorece principalmente el turismo ecologico e induce un comportamiento reduccionista: el ser humano se comporta con respeto y veneración solamente en esas unidades de conservación, en los demás sitios sigue la lógica de la devastación.
—No basta el ambientalismo, como si la ecología no tuviese que ver más que con el ambiente natural, el verde, las especies y el aire. Esta perspectiva podría ser reduccionista y anti humanista, presuponiendo que el ambiente siempre es mejor sin la presencia del ser humano. Esta visión ambientalista se encuentra fácilmente en muchos ecologistas del hemisferio norte. Después de haber dominado política y económicamente el mundo, lo quieren purificado solamente para ellos. Tenemos que estar atentos a cierto ambientalismo político que esconde tras sus proyectos una actitud de violación ecológica permanente. Perdura en el la visión antropocéntrica, según la cual el ser humano puede y debe dominar la naturaleza. Más que la armonía permanente lo que quiere en realidad es una simple tregua, necesaria para que la naturaleza se rehaga de sus heridas y vuelva a ser devastada.
Por eso necesitamos de una adecuada ecología social que sepa articular la justicia social con la justicia ecológica. Los problemas de la pobreza y la miseria deben ser discutidos dentro de la justicia social. Pobreza y miseria son cuestiones eco-sociales que deben encontrar una solución ecosocial.
En ecología la pregunta básica es siempre: ¿en qué medida esta o aquella ciencia, actividad social, practica institucional o personal ayudan a mantener o a romper el equilibrio de todas las cosas entre sí, a preservar o a destruir las condiciones de evolución/desarrollo de los seres?
Nosotros, con todo lo que somos por naturaleza y hacemos por cultura, somos parte de un inmenso equilibrio del ecosistema. En este sentido tomar conciencia de la problemática ecológica global implica adquirir conciencia de la situación socioeconómica, política y cultural de nuestras sociedades, lo cual significa conocer la explotación de los países del Sur por los industrializados del Norte.
Desde el punto de vista económico los bancos se han asegurado y están protegidos contra el impago de la deuda. A través de la deuda el sistema continua imponiéndose a todos, elaborando políticas globales que favorecen sus intereses estratégicos. Estimula un desarrollo que privilegia los megaproyectos y las monoculturas (soja en Brasil, ganado en América Central, frutas en Chile, etc.); proporciona créditos para imple-mentar tales proyectos, como la financiación del Banco Mundial, del BID y del FMI. Así se crea el endeudamiento. A causa de la insolvencia de los países deudores se les hacen nuevos préstamos para pagar los intereses que adeudan, con los intereses nuevos aumentados como condición para la financiación de nuevos proyectos. Y así se renueva el círculo de la dependencia, del neocolonialismo y de la dominación.
Mientras permanezca el modelo de desarrollo imperante, dirigido hacia fuera, produciendo lo que los ricos quieren que produzcamos para ellos, y no atendiendo a nuestro mercado interno, volveremos a este círculo vicioso con sus mismas consecuencias perversas. EI economista estadounidense Kennet E. Baoulding llama a la economía capitalista economía de cowboy: se basa en la abundancia, aparentemente ilimitada, de recursos y de espacios libres para invadir y establecerse. Es el antropocentrismo incontrolado. La otra economía, hacia la cual debemos caminar, se llama economía de la nave espacial 77. En esta nave, como en cualquier otro transporte aéreo, la supervivencia de los pasajeros depende del equilibrio entre la capacidad de carga del aparato y las necesidades de los pasajeros.

ETICA SOCIOAMBIENTAL
En este contexto emerge la exigencia de una ética que no se restrinja al comportamiento de los seres humanos entre sí, sino que se amplíe a su relación con el medio ambiente (aire, tierra, aguas, animales, bosques, procesos productivos, etc.).
Esta nueva ética socioambiental debe mantenerse equidistante de las dos crispaciones que quiebran siempre el equilibrio ecologico: el naturismo y el antropocentrismo. El naturismo concibe la naturaleza como un sujeto ensimismado, con sus leyes inmutables, intocables y sagradas; los seres humanos deben someterse a ellas. EI antropocentrismo dice lo contrario: el ser humano es rey y señor de la creación, puede intervenir a su gusto y no debe sentirse ligado ni limitado por la naturaleza. Ambas visiones están equivocadas porque separan lo que debe estar unido. Todo esto lo convierte en un ser responsable. Y la responsabilidad lo convierte en un ser ético. Puede sentirse el ángel bueno de la naturaleza, su custodio, el heredero responsable ante su Creador, igual que puede comportarse como el demonio de la Tierra, destruyendo, rompiendo equilibrios, y devastando especies de seres vivos e incluso a sus semejantes.
Se impone urgentemente una justicia ecológica. La justicia ecológica significa lo siguiente: el ser humano tiene una deuda de justicia con la Tierra. La Tierra posee su subjetividad, su dignidad, su alteridad, sus derechos. Existía muchos millones de años antes de que existiese el ser humano y tiene derecho a seguir existiendo con su complejidad, con su patrimonio genético, con su bien común, con su equilibrio, y con sus, posibilidades de continuar y de evolucionar. Uno de sus hijos, el ser humano, se volvió contra ella. La justicia ecológica propone una nueva actitud con la Tierra, de benevolencia y de mutua pertenencia, y al mismo tiempo una actitud de reparación de las injusticias practicadas. Si el proyecto científico-técnico desestructuró, hoy puede redimirse.
La nueva ética socioambiental solo se implementará si surge y crece cada vez más una nueva conciencia planetaria, la conciencia de ser responsables del destino común de todos los seres Un importante filosofo de la ética de la responsabilidad, Hans Jonas, formulo, en la línea de Kant, un nuevo imperativo ético para nuestros días: “Compórtate de tal manera que los efectos de tus acciones sean compatibles con la permanencia de la naturaleza y de la vida humana sobre la Tierra”.
Desde el punto de vista teológico podemos hablar de pecado ecologico. EI precepto bíblico de “no mataras”(Ex 20,13) abarca también al biocidio y ecocidio futuros. No nos es permitido crear condiciones ambientales y sociales que en el futuro produzcan enfermedades y muerte a los seres vivos, humanos y no humanos. EI pecado ecologico es un pecado social e histórico. En razón de estos posibles efectos se entiende la solidaridad generacional. Debemos sentirnos solidarios de aquellos que todavía no han venido al mundo. Para llegar a la raíz de nuestros males, y también a su remedio, necesitamos una nueva cosmología espiritual, es decir, una reflexión que vea el planeta como un gran espejo de Dios, el espacio de la creatividad responsable del ser humano.

FUENTE:  Leonardo Boff. LA VOZ DEL ARCO IRIS

No hay comentarios:

Publicar un comentario