sábado, 9 de julio de 2016

El teólogo irlandés O'Murchu reflexiona sobre las implicaciones espirituales de la nueva física



 NOTA: nuestro blog intenta continuar "entre findes" la consciencia de la nueva espiritualidad con argumentos y con sentido.
 O´Murchu entiende que, si el mundo es como dice la Nueva Física, el ser humano religioso ha de entender su religiosidad de una forma nueva, en la que debe predominar la vinculación con el Todo, el universo, la vida, la comunidad humana y religiosa; y un Dios que constituye la última esencia holística del universo. Por Gonzalo Haya.

Durante muchos siglos la imagen del mundo físico en la ciencia estuvo dominada por lo que se conoce como la mecánica clásica. Conducía a una imagen determinista y mecánica del universo. El universo era un clock work, una portentosa obra de relojería.
 
Sin embargo,
desde los descubrimientos y los constructos teóricos que comenzaron a proponerse a principios del siglo XX, la imagen del mundo físico comenzó a cambiar radicalmente: se pasó del fraccionamiento de las partículas unidas por cadenas causa-efecto, que producían la imagen de un sistema desintegrado y ciego (mecánica clásica), a un universo concebido como un inmenso campo unitario donde los objetos y seres individuales que lo conforman pertenecen a un todo superior que los integra.
 
Para Diarmuid O´Murchu esta nueva imagen del universo lleva a una nueva idea de la religión en que predomina la vivencia holística de la inmersión en la Divinidad, la vinculación al todo superando las diferencias, la solidaridad interhumana, y en último término a la vivencia del amor, entendido como la fuerza de Dios, que ha querido estar unido al cosmos, y la fuerza que da sentido a la vida de los hombres por su unión a la naturaleza, a los demás hombres y a Dios.
 
¿Quién es Diarmoid O´Murchu?
 
O´Murchu es un sacerdote católico, de origen irlandés, graduado en el Trinity College de Dublín (Irlanda). Su especialidad intelectual es la psicología social, habiendo dedicado gran parte de su vida a actuaciones sociales, principalmente en barrios oprimidos de grandes ciudades, como Londres, así como en diversos países de Europa, de los Estados Unidos y del tercer mundo como Filipinas, Tailandia, India, Perú y otros países africanos.
 
En estos países ha contribuido a programas de psicología social y a la presentación de la fe cristiana en adultos. Pero la vida de O´Murchu, principalmente dedicada a compromisos sociales, ha estado siempre acompañada de una profunda inquietud intelectual. Su fruto han sido diversas obras como Quantum Theology (1996, revisada en 2004 y traducida al español en 2014), Ancestral Grace (2008), Jesus in the Power of Poetry (2009), Christianity´s Dangerous Memory (2011), In the Beginning was tje Spirit (2012), God in the Midst of Change (2013) y On Being a Postcolonial Christian (2014). Actualmente vive en Dublín, Irlanda. Se ha destacado su interés por el feminismo, su simpatía por el New Age y su análisis de la religiosidad humana sin religión.

Presentación

Quizás el título de la obra de Diarmuid O´Murchu pueda sonar un poco exagerado. Pero no es snobismo. Nuestros conceptos son abstracciones obtenidas de la experiencia del mundo que nos rodea; si nuestra experiencia del mundo cambia, también cambiarán los conceptos con los que elaboramos la interpretación de nuestra experiencia espiritual.
 
La física cuántica está cambiando nuestra comprensión de los últimos elementos de la realidad, aunque todavía no llega a explicar las experiencias más habituales del macrocosmos. Pero la última realidad es precisamente el objeto de la metafísica y de la experiencia espiritual, por eso la teología cuántica se inspira en la nueva física, y encuentra mejor explicación que en la física mecanicista de siglos pasados. Esta sería en el fondo la justificación que ofrece O’Murchu para esta tendencia que denomina como Teología cuántica.
 
No creo que esta teología cuántica sea consecuencia lógica de los principios de la teoría cuántica. Ni la ciencia ni la mecánica cuántica llevan por sí mismas a una teología cuántica. Sin embargo, es legítimo, fuera de la ciencia, encuentrae en ella una explicación o soporte para interpretar la experiencia espiritual. O’Murchu incluso invita a estimular la imaginación para descubrir nuevas posibilidades en la comprensión del Misterio que nos sobrepasa.
 
“En este libro –nos dice– convergen dos vertientes la física cuántica y el despertar místico. Nos aventuramos por caminos en parte inexplorados, nos atrevemos a soñar. Una nueva visión siempre es vista como amenaza para el status quo. El espíritu sopla donde quiere.”
 
Creo, pues, que un adulto comprometido con la cultura y la sociedad actual debe al menos conocer estas nuevas interpretaciones de la teología para vivir su espiritualidad de una manera congruente con su cultura. Las ideas de O´Murchu son un reto para vivir la espiritualidad sintiendo la inmersión en el campo universo descrito por la nueva ciencia.
 
Me gustaría ofrecer aquí un amplio resumen de este libro (que creo está agotado), pero no puedo trasladar a los lectores ni los numerosos testimonios científicos que menciona ni el estilo sugerente de su exposición. Me limitaré a exponer en forma simplificada los principios correspondientes de la teoría cuántica y las orientaciones paralelas de la teología cuántica. Lo presentaré en dos niveles, primero una SÍNTESIS que sirva para formarse una idea general sobre el tema. Después, para un mejor conocimiento, el DESARROLLO de la Teología cuántica de O’Murchu, imaginada libremente en armonía con la idea moderna del universo.

Artículos relacionados
1.1 Principios científicos 
 
-El modelo clásico: Se basa en el principio de causa y efecto. Es determinista; es reduccionista (el todo es igual a la suma de sus partes, y éstas funcionan independientes); es racional (exclusivamente método lógico y científico); y pretende una objetividad total (independiente del sujeto que lo analiza). Puede plasmarse en el exacto funcionamiento de una máquina, de un reloj.

-La teoría cuántica: toma las aportaciones de Einstein: relatividad, interdependencia de las partes, continuum espacio-tiempo, conceptos de energía-masa, y de la fuerza de gravedad como atracción mutua de todas las masas. Posteriormente la teoría cuántica ha desarrollado algunas propiedades que han servido como orientación a esta nueva teología: las radiaciones de luz o calor se emiten mediante paquetes de energía (“cuantos”); pueden estar en más de un lugar al mismo tiempo (propiedad de onda); son haces de ondas que, al observarlos, se manifiestan en corpúsculos (colapso de la función de onda); se producen saltos cuánticos (el objeto deja de estar aquí y se manifiesta en otra parte), y ejercen una acción a distancia sobre su par gemelo.

En la segunda parte de esta presentación –Desarrollo de la Teología Cuántica– se hace referencia a otros progresos científicos que le sirven de orientación: fractales, holograma, campos de influencia, quarks, los agujeros negros, la teoría del caos, el proceso epigenético  y los difíciles equilibrios del oxígeno, de las partículas y anti-partículas, de la masa del protón y del neutrón, de las fuerzas de gravedad y electromagnética, y de la formación del carbono, todos ellos interdependientes.

-Consecuencias

Estas conclusiones científicas llevan a un nuevo planteamiento epistemológico que podemos resumir con las siguientes características.

1)Trascender la objetividad externa; el flujo de energía constituye la esencia de la realidad; coexistencia simultánea de varias posibilidades; nada tiene sentido de forma aislada; la realidad supera nuestra capacidad de comprensión en esta fase evolutiva; el observador influye sobre lo observado. Todo está afectado por todo lo demás.
 
2) La relación causa-efecto ha sido sustituida por la de relación, interdependencia y conectividad. El determinismo ha sido sustituido por la probabilidad. Contra el reduccionismo se afirma que el todo es indivisible y es mayor que la suma de sus partes.  La materia es energía, y tiende a la auto-organización y a la auto-regeneración; el caos es la forma propia de ser, de evolucionar; no estamos en un cosmos, sino en una cosmogénesis.

Como antes decíamos, la propuesta de O´Murchu no pretende ser ciencia, sino la intuición de que, si el mundo es unidad, así también la espiritualidad debería enriquecerse en tanto en cuanto quedara abierta a la conciencia de que la unidad del universo impone vivir de una cierta manera la unidad con el cosmos, con la vida, con los otros hombres y con Dios. Esta vivencia de unidad podría ser la base para la exigencia moral de vivir de acuerdo con la ética ecológica que hoy se argumenta desde ámbitos muy diferentes, meramente civiles y religiosos.
 
1.2 Principios de la Teología Cuántica
 
Anticipamos aquí los principios que el autor deduce de su análisis de los principales temas que deben preocupar a una teología acorde con la ciencia y la cultura actual.
 
-La teología debe ser una reflexión sobre la espiritualidad
El pensamiento teológico no debe reducirse a una religión; es una búsqueda humana de sentido, teniendo muy en cuenta la sabiduría de todas las culturas y religiones.

- El todo es una energía creativa (ver 2.1)
Dios no es superior ni externo al orden creado; el potencial creativo emerge desde dentro del cosmos; Dios –la realidad última, la energía creadora- co-crea con el proceso evolutivo. (Espinoza ya había propuesto Deus sive natura).

-El todo es más que la suma de las partes, y éstas están interrelacionadas 
El todo es más que la suma de las partes y está contenido en cada parte. Éstas no pueden entenderse independientemente. Dios es relación y el ser humano no puede entenderse individualmente sino en relación y en su integración en el todo mayor del universo.

-La narración es la expresión verbal del proceso evolutivo
El sentido último está imbuido en el relato más que en una explicación conceptual o en cada hecho concreto, porque la creación evolutiva en sí misma es el relato en que Dios se revela. Las tradiciones religiosas son expresiones simbólicas de un relato mayor, que necesitan ser reinterpretadas en consonancia con el conocimiento de ese relato evolutivo.

-El proceso evolutivo integra necesariamente el lado oscuro de la realidad
El espacio vacío está cargado de energía; la destrucción y la absorción son la precondición para la expansión del universo; la ruptura del equilibrio forma parte del proceso de renovación. La redención es cósmica y personal; integra la oscuridad, la nada y el caos de nuestro mundo, como prerrequisitos para la creatividad y la transformación. La sombra es una fuente de creatividad cuando nos comprometemos con ella y la integramos en el flujo de la vida. Necesitamos superar el pecado estructural, que resulta destructivo en el proceso evolutivo.

-Nuestro destino es la búsqueda de la iluminación y el triunfo del bien 
Nuestro destino final, tanto acá como en la eternidad, es la iluminación, y el triunfo último del bien. Somos innatamente espirituales pero necesitamos una maduración adecuada.
Los conceptos de principio y final, y de resurrección, son mitos para dar sentido a nuestro destino infinito en un universo infinito. La muerte no es un final sino una manera de existir más holística. Las grandes religiones describen un proceso de nacimiento-muerte-resurrección. Es improbable que los humanos podamos superar la extinción que se avecina, pero la vida humana puede resurgir capacitada para compartir la nueva etapa evolutiva.

-El amor es una fuerza de vida interdependiente
El amor es el origen y la meta de nuestra búsqueda de sentido, engendra siempre formas de vidas superiores y esta cualidad es superior a la de la supervivencia del más apto.
Dios es una presencia relacional dentro del mismo proceso creativo de la evolución; su encarnación exige una nueva relación con los cuerpos a través de la ternura sexual, la justicia compasiva y la amistad altruista. 
Diarmuid O'Murchu. Fuente: www.diarmuid13.com. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario