jueves, 15 de marzo de 2018

Una palabra de despedida a Stephen Hawking




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Stephen: no sólo la ciencia sino la humanidad te recordará y pasarás a nuestros recuerdos como persona importante y cerebro investigador eminente. Porque has comunicado tus teorías a toda la humanidad y has llegado a interesarnos por nuestro universo en descubrimientos que nos afectan. Eso sí, no llegaste a convencer a quienes votan conceder el Nobel, porque por desgracia no conseguiste demostrarlo suficientemente, aunque tus tesis tienen una coherencia y consistencia teórica.
Esto me trae a la memoria a Teilhard de Chardin, científico también y no premiado por la iglesia,
pero que como pensador y místico se atrevió, como tú, a formularlo con pasión y seguridad.  Sería interesante escuchar vuestras respectivas exposiciones en un interesante y e imaginario diálogo. Pero me gustaría que Teilhard saliera al paso de tus respuestas al espectador que te preguntó sobre Dios. Le respondiste muy deprisa haciéndote el agnóstico e incluso el ateo.
La verdad es que cuando hablas del universo todos te escuchamos con admiración y con la mirada te estimulamos para que sigas aclarando sobre el tema. Pero algunos hemos reconocido que el que seas una eminencia en física no tienes por qué ser una eminencia en filosofía y en mística. Cada uno brilla, por un lado. Por eso en la respuesta al tema de Dios, me vas a perdonar, pero prefiero que escuchemos a Teilhard de Chardin.
El, en este sueño de conversación entre dos científicos, te ha seguido con interés en tu teoría del Todo, pero también él ha ido contando su teoría del Todo. Se la sugirió la ciencia y se la sigue confirmando tu investigación científica. Pero cuando tú has derivado a los campos de la mística, Teilhard, meneando la cabeza, ha introducido un pensamiento que me convence más. Con una expresión muy sorprendente te ha dicho que justo esa energía que te explica todo, esa fuerza que hace evolucionar el cosmos es divina y evoluciona también con el universo. Tú le llamas desde la física energía y Teilhard le llama Dios. Parece ser que la existencia de este Dios evolucionador y evolutivo no permite que nadie ya se llame agnóstico y aún menos ateo.
Eso sí, Stephen, ahora quien tiene problemas con Teilhard no sois los llamados no-creyentes, sino algunos cristianos conservadores del antiguo magisterio eclesiástico.

Jesús Sánchez Valiente
Sevilla en el día de su muerte

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