
Stephen: no sólo la ciencia sino
la humanidad te recordará y pasarás a nuestros recuerdos como persona
importante y cerebro investigador eminente. Porque has comunicado tus teorías a
toda la humanidad y has llegado a interesarnos por nuestro universo en
descubrimientos que nos afectan. Eso sí, no llegaste a convencer a quienes
votan conceder el Nobel, porque por desgracia no conseguiste demostrarlo
suficientemente, aunque tus tesis tienen una coherencia y consistencia teórica.
Esto me trae a la memoria a
Teilhard de Chardin, científico también y no premiado por la iglesia,
pero que
como pensador y místico se atrevió, como tú, a formularlo con pasión y
seguridad. Sería interesante escuchar
vuestras respectivas exposiciones en un interesante y e imaginario diálogo.
Pero me gustaría que Teilhard saliera al paso de tus respuestas al espectador
que te preguntó sobre Dios. Le respondiste muy deprisa haciéndote el agnóstico
e incluso el ateo.
La verdad es que cuando hablas
del universo todos te escuchamos con admiración y con la mirada te estimulamos
para que sigas aclarando sobre el tema. Pero algunos hemos reconocido que el
que seas una eminencia en física no tienes por qué ser una eminencia en
filosofía y en mística. Cada uno brilla, por un lado. Por eso en la respuesta
al tema de Dios, me vas a perdonar, pero prefiero que escuchemos a Teilhard de
Chardin.
El, en este sueño de conversación
entre dos científicos, te ha seguido con interés en tu teoría del Todo, pero
también él ha ido contando su teoría del Todo. Se la sugirió la ciencia y se la
sigue confirmando tu investigación científica. Pero cuando tú has derivado a
los campos de la mística, Teilhard, meneando la cabeza, ha introducido un
pensamiento que me convence más. Con una expresión muy sorprendente te ha dicho
que justo esa energía que te explica todo, esa fuerza que hace evolucionar el
cosmos es divina y evoluciona también con el universo. Tú le llamas desde la
física energía y Teilhard le llama Dios. Parece ser que la existencia de este
Dios evolucionador y evolutivo no permite que nadie ya se llame agnóstico y aún
menos ateo.
Eso sí, Stephen, ahora quien
tiene problemas con Teilhard no sois los llamados no-creyentes, sino algunos
cristianos conservadores del antiguo magisterio eclesiástico.
Jesús Sánchez Valiente
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