Nos ha parecido muy interesante y muy didáctico este corta y pega, que Miquel Feixas nos dejó como resumen de su conferencia en la ULA y nos decidimos a ofrecerla para profundizar en el descanso del verano. Nosotros aún lo hemos resumido más por facilidad
Teilhard de Chardin, 1950: "la red extraordinaria de comunicación
Diálogo entre Física moderna y
Espiritualidad
Miquel
Feixas Feixas
Ideas
básicas
Los físicos que estudiamos hoy defienden que la ciencia no tiene nada
que decir sobre la espiritualidad y la espiritualidad no tiene nada
que decir sobre la ciencia; son ámbitos separados; no cabe
hablar
ni de acuerdo ni de conflicto La física no contempla las cosas en
"sí mismas"
sino los símbolos matemáticos de
la realidad (¿sombras de la caverna?); con
las
matemáticas se describen las pautas de comportamiento de los
sistemas físicos; no hay contacto directo
con la realidad (última);
la nueva física
explicita que no se puede ir más allá
de las sombras
– Cuando nos enfrentamos a las cuestiones
últimas de la existencia,
existe la tendencia demasiado común a creer —o al menos a
esperar—que la física y el misticismo convergen en el mismo tipo
de respuestas y que, de algún modo, la física demuestra —o,
cuando menos, sostiene— la visión mística del mundo.
– La física puede ser comprendida mediante el
estudio de los hechos y
de las matemáticas, pero el misticismo sólo
puede ser aprehendido a
través de una transformación profunda de la conciencia.
– Todos los pioneros de
la física mencionados creyeron que la
ciencia y
la religión, o la física y la espiritualidad, eran necesarias para un
acercamiento completo, pleno e integral a la realidad.
– ¿Puede la física llegar a ocupase de la
Realidad o debe conformarse
necesariamente con estudiar las sombras que ésta proyecta en la
caverna? Eddington:
"[...] la exploración del mundo exterior con los
métodos de la ciencia
física no nos lleva a encontrarnos con la realidad
concreta, sino con un mundo de sombras y símbolos,
por debajo de
los cuales aquellos
métodos no resultan ya adecuados para seguir
penetrando."
– ¿Qué es lo que ha venido a decirles a estos
físicos la nueva física
(cuántica y relativista) que no les hubiera mencionado la física
antigua? [...] tanto una como otra se ocupan de sombras y de
símbolos, pero la nueva física se
vio obligada a hacerse consciente de
este hecho, se vio forzada a darse cuenta de que estaba ocupándose
de sombras e ilusiones, no de la realidad. [...] esa incapacidad
de la
física fue lo que condujo
paradójicamente a tantos físicos a una visión
mística del mundo. Eddington: "Con la sensación de
que debe haber
algo más detrás,
volvemos a la conciencia humana como
punto de
partida, al único
centro donde podríamos encontrar algo más y
llegarlo a conocer".
– Su objetivo era encontrar que la física era
compatible con una visión
más amplia o mística del mundo, no confirmatoria, ni probatoria,sino
simplemente no contradictoria con ella.
Físicos del siglo XX y el diálogo
física-espiritualidad
WERNER HEISENBERG
• Verdades científicas y
verdades religiosas: Heisenbert quiere conseguir el equilibrio entre las
dos clases de verdad
– A partir del famoso proceso de
Galileo, se ha proclamado repetidas veces que
la verdad
científica no
puede reconciliarse con la interpretación religiosa del
mundo. Aunque he
llegado a convencerme de que la verdad científica es
inatacable dentro de su propio
campo, nunca me ha parecido posible rechazar
el contenido del pensamiento
religioso como parte sencillamente de una fase
superada de la conciencia de la
humanidad, como algo que abandonar de
ahora en adelante. Y así, a lo
largo de mi vida, me he sentido impulsado una y
otra vez a meditar sobre la
relación entre estos dos campos del pensamiento,
porque nunca he sido capaz de poner
en duda la realidad de lo que cada uno
de ellos señala.
– La religión propiamente dicha
habla de ideales orientadores. Estos ideales no
brotan de una consideración del
mundo inmediatamente visible, sino de la
región de estructuras a él
subyacentes, a la que Platón se refería como el
mundo de las Ideas y a las que se
refiere la Biblia cuando dice que 'Dios es
espíritu'. Los cultivadores de las
ciencias naturales deben reconocer este
significado abarcador de la religión en la sociedad
humana.
Erwin
Schrödingerwin Schrödinger
EErwin Schrodinger
(Premio Nobel 1933)
ALBERT
EINSTEIN
n Premio
Nobel 1921
• Se ha descrito el misticismo
de Einstein como una mezcla de Spinoza y
Pitágoras, el cosmos
está presidido por un orden central, que puede ser
Captado
por el alma a través de la unión mística
• Siempre estuvo
profunda y devotamente convencido de que, aunque la
ciencia,
la religión, el arte y la ética constituyen empeños necesariamente
distintos, la
motivación que realmente subyace en todos ellos es el
asombro
ante la faz del "Misterio de lo Sublime"
• La vivencia o
percepción del Orden Central, Razón Cósmica, Misterio de lo
Sublime, de lo
Inalcanzable, es lo que llama religiosidad cósmica,
sentimiento cósmico religioso
Dice
Einstein: La experiencia más hermosa
que tenemos a nuestro alcance es el misterio.
Es la emoción fundamental que está
en la cuna del verdadero arte y de la verdadera
ciencia. El que no la conozca y no
pueda ya admirarse, y no pueda ya asombrarse ni
maravillarse, está como muerto
y tiene los ojos nublados. Fue la experiencia del
misterio (aunque mezclada con el
miedo) la que engendró la religión. La certeza de
que existe algo
que no podemos alcanzar, nuestra percepción de la razón más
profunda y la
belleza más deslumbradora, a las que nuestras mentes sólo pueden
acceder en sus
formas más toscas..., son esta certeza y esta emoción las que
constituyen la
auténtica religiosidad. En este sentido, y sólo en este, es en el que
soy un hombre
profundamente religioso. No puedo imaginar a un dios que
recompense y castigue a sus criaturas, o que tenga una
voluntad parecida a la que
experimentamos dentro de nosotros mismos. Ni puedo ni querría
imaginar que el
individuo sobreviva a su muerte física; dejemos que las
almas débiles, por miedo o
por absurdo egoísmo, se complazcan
en estas ideas. Yo me doy por satisfecho con el
misterio de la
eternidad de la vida y
con la conciencia de un vislumbre de la
estructura
maravillosa del mundo real, junto con el esfuerzo decidido por abarcar
una parte, aunque
sea muy pequeña, de la Razón que se manifiesta en la
naturaleza.
El individuo siente la futilidad de
los deseos y aspiraciones humanas, y
percibe al mismo tiempo el orden
sublime y maravilloso que se pone de
manifiesto tanto en la naturaleza
como en el mundo del pensamiento. La
existencia individual se le impone
como una especie de prisión, y ansía
experimentar el
universo como un todo único significativo. Los albores del
sentimiento cósmico religioso se
dejan ya sentir en fases tempranas de la
evolución religiosa, concretamente
en muchos de los Salmos de David y en
algunos profetas. En el budismo,
según aprendimos en algunos escritos
maravillosos de Schopenhauer,
aparece con mucha mayor fuerza este
elemento. [...] sentimiento
religioso que no conoce dogmas ni concibe a
Dios a imagen y semejanza humana;
[...] es precisamente entre los herejes
de todos los tiempos entre quienes
encontramos a esos hombres
impregnados de esta forma suprema
de sentimiento religioso, y que en
muchos casos fueron considerados por
sus contemporáneos como ateos, y
también en otros casos como santos.
Mirados a esta luz, hombres como
Demócrito, Francisco de Asís y
Spinoza son íntimamente afines entre sí.
[...] yo sostengo que el
sentimiento cósmico religioso constituye la más
fuerte y noble
motivación de la investigación científica. Solamente quienes
pueden percatarse del inmenso
esfuerzo, y sobre todo de la devoción, que
requiere trabajar como pionero en
el campo científico teórico, son capaces
de comprender que semejante
trabajo, por alejado que pueda parecer de
las realidades de la vida, sólo
puede surgir de la fuerza emocional vinculada
a tal sentimiento. ¡Qué profunda
convicción de la racionalidad del
universo, qué ansia de
comprender, aunque sólo fuera una brizna de la
mente creadora que
revela este mundo,
debieron de tener Kepler y
Newton, para hacerlos capaces de
gastar años y años de solitario trabajo en
el empeño de
desenmarañar los principios de la mecánica celeste! [...] Lo
que proporciona a
un hombre esa fuerza es el sentimiento cósmico
religioso. Un
contemporáneo nuestro ha dicho, no sin razón, que en esta
era materialista
en que vivimos, los científicos que trabajan seriamente
son la única gente
profundamente religiosa.
Durante el último siglo y parte del
anterior estaba ampliamente extendida la
opinión de que
entre el conocimiento y la fe había un conflicto irrenunciable. [...]
toda creencia que no descansase,
ella misma, sobre el conocimiento era una
superstición, y en cuanto tal merecía
ser desechada. [...] el método científico es
incapaz de enseñarnos nada por
encima y más allá del modo como los hechos están
relacionados y recíprocamente
condicionados entre sí. [...] El conocimiento objetivo
nos proporciona
instrumentos poderosos para alcanzar determinados fines, pero el
último fin en sí
mismo, y el anhelo de alcanzarlo, deben provenir de otra fuente.
• [...] el puro pensar no nos sirve
para orientarnos en lo relativo a los fines últimos y
fundamentales. La función más
importante que tiene que cumplir la religión en la
vida del hombre consiste, en mi
opinión, en ayudar al individuo a clarificar esos
fines y valores
fundamentales, y arraigarlos en su vida emocional. Y si se pregunta
de donde proviene
la autoridad de estos fines fundamentales, ya que la mera razón
no basta para establecerlos ni para
justificarlos, no cabe más que una respuesta: en
una sociedad sana
están presentes en forma de tradiciones poderosas, que
influyen en la
conducta, en las aspiraciones y en las opiniones de los individuos;
sencillamente están ahí, esto es,
como cualquier otro ser vivo, sin que sea necesario
buscar una justificación a su
existencia.
[...] profunda reverencia por la
racionalidad que se pone de manifiesto en todo lo
que existe. Con esta
compresión consigue liberarse en gran medida de los embates
de sus propios deseos y temores
personales, adoptando con ello una actitud de
humildad mental
frente a la grandeza de la razón encarnada en la existencia, y que
en lo más hondo de sus
profundidades resulta inaccesible al ser humano. Ahora
bien, esta actitud, a mi modo de
ver, es una actitud religiosa en el más alto sentido
de la palabra. Y así, me parece
que la ciencia no sólo es capaz de purificar el impulso
religioso de la ganga de su
peculiar antropomorfismo, sino que contribuye también
a espiritualizar
de forma religiosa la propia comprensión de la existencia. [...]
aquellos hombres a quienes la
ciencia debe sus logros más significativamente
creativos fueron individuos
impregnados de la convicción auténticamente religiosa
de que este
universo es algo perfecto y susceptible de ser conocido por medio del
esfuerzo humano de
comprensión racional.
De no haber estado dotada esta
convicción de una fuerte carga
emocional, y de no haber estado inspirados en su
búsqueda por el Amor Dei
Intellectualis de Spinoza, difícilmente habrían podido
dedicarse a su tarea con esta
infatigable devoción, la única que permite al hombre
llegar a las más encumbradas metas.
Wolfgang Pauli (Premio Nobel 1945) Pauli
¡La racionalidad tiene que venir
completada por la mística!
• Principio de
complementariedad. El rasgo característico de esta
interpretación -es decir, el hecho
de que en todo experimento o incursión
en la naturaleza tenemos la
posibilidad de elegir el aspecto de la naturaleza
que deseamos hacer visible, al
precio de tener que sacrificar al mismo
tiempo todos los demás aspectos de
lo mismo-, o sea, ese emparejamiento
de "elección y
sacrificio", venía a encajar espontáneamente en la
perspectiva filosófica de Pauli. En
el centro de su pensamiento filosófico
estaba el deseo de una comprensión
unitaria del mundo, una unidad en la
que estuviese incorporada la
tensión de los opuestos, por lo cual saludó a
esa interpretación de la teoría
cuántica como a la inauguración de un nuevo
modo de pensar, que permita
expresar aquella unidad con mayor facilidad
que hasta entonces.
DAVID
JOU (Actual profesor del Máster de
Espiritualidad Transcultural)
David Jou, "Poemes
sobre ciència i fe": diálogo vivencial desde un
triple plano científico,
poético y religioso
– He creído que Dios
era la fuente profunda de la Razón —una razón
aguzada como la de la
ciencia i acogedora como la del amor—, he
visto en las ecuaciones
una belleza inmensa que no me negaba un
resplandor divino; he
creído que de poco serviría demostrar la
existencia de Dios si
su demostración no implicara al mismo tiempo
una sacudida vital y
una intensificación del amor —hacia Dios y hacia
los otros—, y he creído
que el hecho de que las ecuaciones no
tuvieran en sí una
finalidad no impedía que el universo pudiera tener
un sentido, que se
situaba, en la vertiente religiosa cristiana, en el
Amor como una plenitud
de ser i de conciencia. He creído que las olas
o tempestades de la
duda, de vez en cuando, limpiaban la playa de las
seguridades y la
enriquecían con bellas sorpresas. Son convicciones
que han contribuido a
hacerme más feliz y más libre [...]
David Jou
– Para mi, la ciencia no es un ámbito para hablar de
Dios, sino del
mundo. La ciencia dedica su atención a fenómenos que se producen
en el espacio y el tiempo, en los que intervienen materia, energía,
estructuras, organismos, que son analizables empíricamente y
matemáticamente, que
son repetibles y verificables. Parece que Dios
sea, en cambio, una existencia más misteriosa y profunda, más
allá
del tiempo, el espacio, la energía y las matemáticas, posible fuente
de la realidad temporal, espacial y energética y de las leyes que la
rigen, la estructuran y la dinamizan. Si las leyes de la naturaleza son
creadas por Dios, estudiarlas es explorar un aspecto de la Creación.
– En los aspectos metafísicos, la ciencia es
neutra o, en todo caso, su
palabra no es
imperativa.
– [...] la ciencia no hace intervenir a Dios. Estudia una cierta realidad —
¿toda la realidad?,
¿una parte de la realidad?—como una
cosa dada
—creada o no, este no
es su ámbito—[...]
EL INFINITO, David Jou
Nos dicen: “Esos miles
de millones de galaxias,
esos vacíos inmensos,
esas extensiones
vertiginosas,
no niegan totalmente
nuestra relevancia?
¿No es mucha soberbia
pensar que podamos ser
destinatarios
de tanta inmensidad?”
Pero sabemos que no,
que tal vez no sea
ridículo, ni soberbio, ni patético:
nuestros átomos se han
formado en estrellas
mientras el universo se
expandía velozmente,
durante miles de
millones de años,
el plan de nuestros
órganos se fue formando
en un largo tanteo
evolutivo
mientras el universo se
dilataba velozmente,
miles de millones de
años,
[...]
y, por lo tanto, sólo
podemos existir
en un universo inmenso,
en una mezcla de gloria
y de desolación,
en una superposición de
plenitud y de abandono.
La inmensidad del
universo
no es necesariamente
negación y silencio,
agobio y anonadamiento:
también es una
condición necesaria, sorprendente, luminosa,
de nuestra existencia.
ADAN CABELLO
Adán Cabello, "La
curiosidad y el universo"
– lección inaugural, apertura del
curso 2010-2011 Universidad de Sevilla
TEILAHARD
DE CHARDIN
Teilhard de Chardin, 1950: "la red extraordinaria de comunicación
mediante radio y televisión que ya
nos une a todos en una especie de
consciencia humana 'etérea'";
"estos asombrosos ordenadores
electrónicos que aumentan la
velocidad del pensamiento y preparan el
terreno para una revolución en la
velocidad de la investigación"; esta
tecnología "crea un sistema
nervioso para la humanidad", una
"estupenda máquina de
pensar"; "la era de la civilización ha
terminado, y empieza la era de una
sola civilización"
– Teilhard de Chardin describe la
aparición de la complejidad en el
universo, a partir de partículas
hasta átomos y moléculas, hasta
estrellas y planetas, moléculas
complejas, células vivas y la
consciencia, como una involución
progresiva de la materia y la energía,
durante la cual el universo se
torna cada vez más consciente de sí
mismo. Los humanos son conscientes
de sí mismos y de su
importancia fundamental para el
conjunto.
– Somos seres analógicos que
vivimos en un mundo digital y que nos
enfrentamos a un futuro cuántico
NEIL TUROK
Con demasiada frecuencia, la
sociedad se ha contentado con vivir de los
frutos de la ciencia, sin
comprenderla. Con demasiada frecuencia, los
científicos se han sentido felices
cuando se les ha dejado solos para hacer
su ciencia sin pensar por qué la
están haciendo. Ya es hora de conectar
nuestra
ciencia a nuestra humanidad, y al hacerlo elevar las
perspectivas
de ambas. Sólo con que pudiéramos conectar nuestra
inteligencia
a nuestros corazones, las puertas se abrirían de par en par a
un futuro
más brillante, a un planeta más unificado con ciencia más
unificada:
a tecnologías cuánticas que extienden nuestra percepción, a
descubrimientos
que nos permiten acceder a la energía y utilizarla de
manera
más inteligente, y a los viajes espaciales que abrirán nuevos
mundos. ¡Qué privilegio es
estar vivos! Realmente, nos hallamos ante la
oportunidad de todos los tiempos.
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