sábado, 19 de octubre de 2019

Finde sobre la Violencia en las relaciones 1


Publicamos los 7 textos que servirán de soporte a la meditación del colectivo de espiritualidad en el Finde del 9 y 10 de noviembre de 2019 en el Monasterio de las Jerónimas en Constantina (Sevilla)

La base de la violencia es la contrariedad
Jesús Sánchez Valiente

 Tenemos la impresión de que crecen en nuestra sociedad actitudes generalizadas de violencia, agresividad. ¿Qué nos está pasando? ¿Por qué sucede?
Deseo aportar una reflexión, fruto de un trabajo de investigación sobre datos conseguidos con centenares de jóvenes y adolescentes que encuesté hace años, y que fue en su tiempo publicado en editorial Alfar: “¿Qué les pasa a los adolescentes estudiantes?”. El resultado confirmó la hipótesis de que las rebeldías y malestar de los adolescentes ocurren cuando se sienten contrariados y contrariadas.
Un síndrome generalizado que se muestra con conductas desajustadas. Así pues nos estamos moviendo entre dos polos: ajuste y contrariedad. Estoy convencido de que este diagnóstico y análisis puede hoy aplicarse a gran parte de la sociedad más adulta.
Hoy parece que nos estamos quedando desfondados. No es lo mismo dirección que sentido. Se puede estar caminando eternamente hacia el norte con absoluto vacío de intenciones, desconociendo los verdaderos motivos, y sobre todo, sin consciencia de a qué utopía se encamina. En la dirección se experimenta el hacia donde, pero se oculta el para qué. Sin sentido, sin causa, el aquí y el ahora se convierten en finalidad con el riesgo de ir improvisando en cada momento mi identidad y sentir una impresión esquizoide. Pareciera que alguien nos ha robado el proyecto y nos queda la rutina y el mercado.
Culturalmente se ha contagiado una situación de desesperanza y frustración, que fuerza a mirar más hacia intereses a corto plazo y en dirección provisional a cada ombligo. En estas condiciones objetivas de tierra quemada han crecido fuertes sustitutos, que acechan implantarse: los mercados del imperante sistema económico y la supervivencia. Esta configuración crea un gran campo de gente vencida y desajustada. Lo molesto de este nivel de vida es que, cuando se hace consciente, puede instalarse cierta ansiedad. La ansiedad se soporta mal. Como consecuencia, se inician inconscientemente en las personas mecanismos de defensa al interactuar y se le erizan actitudes a la contra, viendo posibles elementos amenazantes en el entorno. Ha aparecido un rasgo personal de contrariedad en dicha persona o colectivo.
Además, a estas alturas, sabemos que el ambiente no es neutral.
El ajuste y la contrariedad personales tienen que ver con las expectativas. Para Tolman, psicólogo de orientación conductual cognitiva, las expectativas son un tramado de cogniciones con la finalidad de cubrir una necesidad, seleccionando medios/objetos de valencia importante. Tolman pertenece al numeroso grupo de los que ponen la homeostasis en la base de la justificación del comportamiento de los seres humanos. Algo tan simple y tan gráfico, como que el desequilibrio de las necesidades, activa un determinado desequilibrio comportamental. Las expectativas son algo así como una taxonomía o listado informatizado de cada psicología individual.
Cuando tenemos un revés en la satisfacción de este listado de expectativas aparecerá frecuentemente un desequilibrio homeostático. Cuando las expectativas nos fallan o dificultan, asoma la contrariedad, estamos contrariados con más o menos permanencia hasta llegar a poder caracterizarnos.
¿Cómo controlar este desajuste o desequilibrio? Hay dos soluciones simplemente elementales: o vamos borrando de la lista ciertas expectativas o le damos pronto cumplimiento. De esta manera la tensión bipolar no tiene lugar.
Sin embargo existe un término medio como tercera solución. Entre un sujeto predisponente y el ambiente facilitador y entre el estímulo y la respuesta, el psicólogo  Albert Bandura nos hablaba ya de todo un mecanismo autorregulador, que a su vez estimule otra nueva respuesta consciente y adecuada. Es una respuesta educada. Nos situamos por fin en el buen camino de la solución, es decir, la consciencia, el darse cuenta, la metacognición o saber que sabes y conocer que conoces. Nos situamos en el camino de la libertad y de la educación en valores, que necesitará para crecer al ambiente facilitador del grupo y de las referencias. Pertenencias y referencias.
En lenguaje vulgar decimos que la gente está cabreada, que está agresiva y nos lleva a concluir que estas actitudes en el individuo y en la sociedad crecen en un campo de insatisfacción.
Hemos de sugerir que la invitación al ajuste personal y social ha de apuntar ante todo al sujeto predisponente, a su posible insatisfacción. Pero esta vuelta a sí ha de tener un doble efecto que repercuta también en un ambiente facilitador.
En el curso de los viajes que hizo el periodista ruso Ouspenky en busca de una enseñanza, que resolviera para él el problema de las relaciones de los seres humanos con el universo, llega a conocer a un gran maestro. Entre las enseñanzas que transcribe en su libro Fragmentos de una Enseñanza Desconocida dice en su pg. 103: “la evolución del hombre es la evolución de su conciencia, y la conciencia no puede evolucionar inconscientemente. La evolución del hombre es la evolución de su voluntad, y la voluntad no puede evolucionar involuntariamente. La evolución del hombre es la evolución de su poder hacer, y el hacer no puede ser resultado de lo que sucede”.
Son infinitas las páginas escritas, sobre todo en el momento actual, sobre consejos y terapias en esta dirección más humanista y de vuelta a la consciencia integradora de su persona. Bienvenidas sean, con la precaución crítica de que no nos ensimismen y nos hagan individuos más tontos.
Termino con la esperanzadora afirmación del psicólogo humanista Carl R. Rogers: “la experiencia me ha enseñado que las personas se orientan básicamente en una dirección positiva”.
 Agosto 2019


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