Publicamos los 7 textos que servirán de soporte a la meditación del colectivo de espiritualidad en el Finde del 9 y 10 de noviembre de 2019 en el Monasterio de las Jerónimas en Constantina (Sevilla)
La
base de la violencia es la contrariedad
Jesús
Sánchez Valiente
Tenemos la impresión de que crecen en nuestra sociedad
actitudes generalizadas de violencia, agresividad. ¿Qué nos está pasando? ¿Por
qué sucede?
Deseo aportar una
reflexión, fruto de un trabajo de investigación sobre datos conseguidos con centenares
de jóvenes y adolescentes que encuesté hace años, y que fue en su tiempo
publicado en editorial Alfar: “¿Qué les pasa a los adolescentes estudiantes?”.
El resultado confirmó la hipótesis de que las rebeldías y malestar de los
adolescentes ocurren cuando se sienten contrariados y contrariadas.
Un síndrome
generalizado que se muestra con conductas desajustadas. Así pues nos estamos
moviendo entre dos polos: ajuste y contrariedad. Estoy convencido de que este
diagnóstico y análisis puede hoy aplicarse a gran parte de la sociedad más
adulta.
Hoy parece que nos
estamos quedando desfondados. No es lo mismo dirección que sentido. Se puede
estar caminando eternamente hacia el norte con absoluto vacío de intenciones,
desconociendo los verdaderos motivos, y sobre todo, sin consciencia de a qué
utopía se encamina. En la dirección se experimenta el hacia donde, pero se oculta
el para qué. Sin sentido, sin causa, el aquí y el ahora se convierten en finalidad
con el riesgo de ir improvisando en cada momento mi identidad y sentir una
impresión esquizoide. Pareciera que alguien nos ha robado el proyecto y nos
queda la rutina y el mercado.
Culturalmente se ha
contagiado una situación de desesperanza y frustración, que fuerza a mirar más
hacia intereses a corto plazo y en dirección provisional a cada ombligo. En
estas condiciones objetivas de tierra quemada han crecido fuertes sustitutos,
que acechan implantarse: los mercados del imperante sistema económico y la
supervivencia. Esta configuración crea un gran campo de gente vencida y
desajustada. Lo molesto de este nivel de vida es que, cuando se hace
consciente, puede instalarse cierta ansiedad. La ansiedad se soporta mal. Como
consecuencia, se inician inconscientemente en las personas mecanismos de
defensa al interactuar y se le erizan actitudes a la contra, viendo posibles
elementos amenazantes en el entorno. Ha aparecido un rasgo personal de
contrariedad en dicha persona o colectivo.
Además, a estas alturas,
sabemos que el ambiente no es neutral.
El ajuste y la
contrariedad personales tienen que ver con las expectativas. Para Tolman,
psicólogo de orientación conductual cognitiva, las expectativas son un tramado
de cogniciones con la finalidad de cubrir una necesidad, seleccionando
medios/objetos de valencia importante. Tolman pertenece al numeroso grupo de
los que ponen la homeostasis en la base de la justificación del comportamiento
de los seres humanos. Algo tan simple y tan gráfico, como que el desequilibrio
de las necesidades, activa un determinado desequilibrio comportamental. Las
expectativas son algo así como una taxonomía o listado informatizado de cada
psicología individual.
Cuando tenemos un revés
en la satisfacción de este listado de expectativas aparecerá frecuentemente un
desequilibrio homeostático. Cuando las expectativas nos fallan o dificultan,
asoma la contrariedad, estamos contrariados con más o menos permanencia hasta
llegar a poder caracterizarnos.
¿Cómo controlar este
desajuste o desequilibrio? Hay dos soluciones simplemente elementales: o vamos
borrando de la lista ciertas expectativas o le damos pronto cumplimiento. De
esta manera la tensión bipolar no tiene lugar.
Sin embargo existe un
término medio como tercera solución. Entre un sujeto predisponente y el ambiente
facilitador y entre el estímulo y la respuesta, el psicólogo Albert Bandura nos hablaba ya de todo un
mecanismo autorregulador, que a su vez estimule otra nueva respuesta consciente
y adecuada. Es una respuesta educada. Nos situamos por fin en el buen camino de
la solución, es decir, la consciencia, el darse cuenta, la metacognición o
saber que sabes y conocer que conoces. Nos situamos en el camino de la libertad
y de la educación en valores, que necesitará para crecer al ambiente facilitador
del grupo y de las referencias. Pertenencias y referencias.
En lenguaje vulgar
decimos que la gente está cabreada, que está agresiva y nos lleva a concluir
que estas actitudes en el individuo y en la sociedad crecen en un campo de
insatisfacción.
Hemos de sugerir que la
invitación al ajuste personal y social ha de apuntar ante todo al sujeto
predisponente, a su posible insatisfacción. Pero esta vuelta a sí ha de tener
un doble efecto que repercuta también en un ambiente facilitador.
En el curso de los viajes
que hizo el periodista ruso Ouspenky en busca de una enseñanza, que resolviera
para él el problema de las relaciones de los seres humanos con el universo,
llega a conocer a un gran maestro. Entre las enseñanzas que transcribe en su
libro Fragmentos de una Enseñanza Desconocida dice en su pg. 103: “la evolución
del hombre es la evolución de su conciencia, y la conciencia no puede
evolucionar inconscientemente. La evolución del hombre es la evolución de su
voluntad, y la voluntad no puede evolucionar involuntariamente. La evolución
del hombre es la evolución de su poder hacer, y el hacer no puede ser resultado
de lo que sucede”.
Son infinitas las páginas
escritas, sobre todo en el momento actual, sobre consejos y terapias en esta
dirección más humanista y de vuelta a la consciencia integradora de su persona.
Bienvenidas sean, con la precaución crítica de que no nos ensimismen y nos
hagan individuos más tontos.
Termino con la
esperanzadora afirmación del psicólogo humanista Carl R. Rogers: “la experiencia
me ha enseñado que las personas se orientan básicamente en una dirección
positiva”.
Agosto
2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario