La ley del hielo, una forma disfrazada de abuso psicológico
Edith Sánchez · 30 mayo, 2019
La famosa ley del hielo es
un recurso muy utilizado por personas que aparentemente gozan de
un gran autocontrol y presumen de ser racionales antes que intuitivos. Al mismo tiempo, corresponde no
solo a una expresión de violencia pasiva, sino también a un mecanismo
disfrazado de abuso psicológico. Esto quiere decir que daña profundamente a la
persona sobre la que se aplica.
Se le llama ley del hielo a
ese conjunto de comportamientos que tienen por objetivo ignorar al otro. Se da en todo tipo de relaciones:
pareja, amigos, padres e hijos, familiares, etc. Implica
la existencia de un
conflicto previo. Sin embargo, en algunas ocasiones, la víctima de este tipo de
conductas ignora dicho conflicto, precisamente porque el otro no se lo ha
expresado abiertamente:“El peor pecado hacia nuestros semejantes no es
odiarlos, sino tratarlos con indiferencia; esto es la esencia de la humanidad”(William
Shakespeare)-
A la ley del hielo
corresponden acciones como dejar de hablarle a alguien, no tomar en cuenta lo
que el otro dice o fingir que no se le escucha; tomar distancia y evitar la
compañía de determinada persona, como si estuviera contagiada de algo; pasar
por alto las peticiones o necesidades expresas y llevar a cabo cualquier
conducta que tenga como objetivo anular o invisibilizar a alguien. Este tipo de
comportamientos son bastante nocivos. No solo denotan inmadurez, mezquindad y
falta de inteligencia emocional, sino que también pueden causar graves efectos
en el otro. Constituyen un intento por controlar y vejar a los demás y no
representan nada positivo para una relación.
La ley del
hielo puede causar estrés emocional y traumas
La persona a quien otro le
aplica la ley del hielo puede llegar a experimentar sentimientos negativos muy intensos. Piensa que Ignorar a alguien es devaluarlo e incluso
anularlo. Además, esto se torna más insano cuando todo se da en el marco de un
silencio duro y crudo, que la víctima no sabe finalmente interpretar.
Quien es ignorado,
eventualmente se sumerge en sentimientos de tristeza que a veces se convierten
en depresión. También
siente ira, miedo y culpa. Ignorar a una persona es una forma de señalarla con
el dedo, de acusarla, pero de manera implícita. Eso es precisamente lo que
convierte este mecanismo en una forma enfermiza de afrontar un conflicto.
La víctima de este tipo de
comportamientos también suele llenarse de angustia. No termina de saber qué está
haciendo mal o por qué exactamente se le trata de este modo. Experimenta la
situación como si hubiera perdido el control y esto origina un fuerte estrés.
De ahí que se le considere una forma de abuso en la que no hay gritos, ni
golpes, pero sí mucha violencia.
La ley del
hielo genera también efectos físicos
El resultado de esto es que también comienzan a
aparecer síntomas físicos. Es usual que
se presenten dolores de cabeza y problemas digestivos. También es
frecuente la aparición de insomnio y fatiga. Si la situación es muy severa y
continuada, surgen problemas más graves, como incremento de la presión
arterial, diabetes e incluso enfermedades.El sistema autoinmune también se ve afectado, principalmente por las
altas dosis de estrés que provoca esta situación. Las consecuencias son
más graves cuando quien aplica la ley del hielo es una figura de poder, bien
sea un maestro, un padre o un director.
Aprender a
sortear este tipo de situaciones
A veces la ley del hielo se aplica entre dos personas
que se tienen mucho afecto, como los miembros de una pareja, grandes amigos,
hermanos, etc. Algunos piensan que al
imponer ese régimen el otro va a cambiar algún comportamiento o va
a hacer que el otro haga lo que ellos quieren que haga. Lo consideran casi una
herramienta educativa. Sin embargo, están muy equivocados. Ignorar al otro como
una forma de castigo solo destruye las relaciones.
Como muchas tácticas, en el
fondo defensivas y frutos de la inseguridad, esta revela una mala
gestión de la comunicación. El silencio es sano cuando hay mucha exaltación y se hace necesario hacer
una pausa antes de agravar lo que sucede. Sin embargo, cuando se usa como medio
de control o de castigo se convierte en abuso. Nadie debe permitir pasivamente
ser ignorado por otro, al menos no sin tener una explicación de su
comportamiento. Tampoco nadie debe intentar resolver un conflicto a través de
la ley del hielo. Cuando hay un
problema entre dos seres humanos, lo único sano es buscar la manera de dialogar
para encontrar soluciones. El silencio y la distancia solo generan más
equívocos y, al final, no solucionan absolutamente nada.
Edith Sánchez Graduada en periodismo de la Fundación de Educación Superior INPAHU de Bogotá. Estudios de Licenciatura en Ciencias Sociales, en
la Universidad Distrital “Francisco
José de Caldas” de Bogotá. Autora
de los libros “Un duro – Aproximaciones a la vida” y “Un río de mil brazos”. Co-autora de los libros “Humor
cautivo”, “Inventario de asombros”, “Impresos comunitarios” y “Seis historias
para ser
contadas”, entre otros.
Aportado por Mercedes
La ley del hielo en las
relaciones
No hay comentarios:
Publicar un comentario