lunes, 25 de mayo de 2020

Finde Primavera 2020 Texto 1

Tema: Tus vivencias ante el cobid-19

Nota informativa: en estas circunstancias especiales de confinamiento se celebrará con este tema nuestro encuentro modo on line, plataforma Jit.si, abierto a quien, deseando participar, lo diga por el whatsapp Findes de Espiritualidad. Dias 5 y 6 de junio a las 20h. En la actual semana se publicarán 8 textos previos para la meditación, esperando tu aportación en la puesta en común final. 


 


La mirada Ecofeminista de Yayo Herrero sobre la Pandemia por Coronavirus
Es un resumen extraido de un Youtube de los encuentros virtuales de Ecologistas en Acción del martes 28 de abril de 2020.                                        
 Transcripción de Mercedes López Herrera
La palabra Emergencias evoca 2 acepciones o miradas:  
1ª mirada. Hemos entrado en una situación de excepcionalidad de medidas urgentes.
Es casi imposible poder parar una enfermedad que se extiende a esa velocidad tan impresionante y a su vez, el hecho, de tener que pararlo para poner en el centro la recuperación a las personas y frenar la extensión de la enfermedad.

Y nos ha mostrado la pandemia como de repente cae, como un conjunto de naipes, todo el entramado económico cuando se produce un frenazo de esa economía o un frenazo de esa movilidad.
Hemos visto cómo se desploman los precios del petróleo. De repente se ha dejado de hablar de crisis migratoria ¿Dónde están todas esas personas migrantes que estaban en los centros de internamientos de extranjeros, ¿Qué está pasando con temporeros y temporeras? de las que hablan artículos con tintes xenófobos. Una crisis social… inmersos en la forma de abordar la crisis de 2008, es decir en una situación en la que la precariedad es estructural.
Una crisis profunda que tiene su pico de iceberg visible en lo que llamamos feminicidio o asesinatos machistas, pero que esconde una cuestión estructural de maltrato, subordinación y también de sostenimiento de la sociedad sobre trabajo subyugado y oculto que mayoritariamente realizan las mujeres en sectores como de cuidados, que ha adquirido con motivo de la pandemia una relevancia tremenda.
Los pilares de las miradas ecofeministas nos recuerdan dos dependencias materiales: en primer lugar que somos radicalmente ecodependientes pero además somos interdependientes, vivimos insertos en un segundo territorio tan importante como el primero para nuestra vida que es el territorio cuerpo un cuerpo que ha sido cuidado históricamente y mayoritariamente por mujeres, porque vivimos en sociedades patriarcales que asignan la división sexual del trabajo, a través de mecanismos varios, simbólicos, materiales, procesos de socialización, incluso las conceptualizaciones del amor y ligado al sacrificio una forma basta y perniciosa ligada al sentido de culpa. A partir de esto que algunos feminismos han llamado el servicio familiar obligatorio. Pero hemos construido una forma de organizar la vida, que destruyen esas propias bases materiales creando unas crisis sistémicas que en algunos casos son irreversibles.
¿Qué nos desvela esta crisis con muchísima crudeza? que hemos interiorizado que podemos vivir de espaldas al riesgo y que merece la pena sacrificar todo con tal de que crezca la economía. Y todo es todo, territorio fértil, despoblar por falta de apoyos y de políticas públicas, disecar humedales para urbanizar, dinamitar glaciares para extraer minerales, condiciones laborales, libertades, derechos, merecen ser sacrificados si la contrapartida es la economía.
El problema es que esto se ha convertido en una verdadera religión civil, es una antropología, el capitalismo es una religión que defiende que todas las vidas solamente tienen sentido si generan un valor añadido. Nuestros modelos económicos privilegian el riesgo. (Libro: Maria Pace Ottieri : El Vesubio Universal “metáfora de vivir en riesgo” se sabe que en cualquier momento puede entrar en erupción, casi 700.000 personas viven en sus faldas. En la simulación en los 15 minutos primeros de erupción morirían un millón de personas, pues solo un 7% perciben vivir en riesgo.
Algunas cuestiones paradógicas de esta normalidad si la miramos desde la mirada ecofeminista de la ecodependencia y la interdependencia:
Hemos visto que cuando la vida se ha confinado, la economía se desplomado se produce una recuperación de aquellos indicadores materiales. Y nos encontramos, que los indicadores ecológicos mejoran, se ha prohibido por ley cortar los suministros luz y agua a la gente que no puede pagar, se ha prohibido desahuciar, se han metido medidas aunque insuficientes, de protección de la vivienda, se habla de un ingreso mínimo vital, se han aprobado prestaciones para las personas que son cuidadoras en situación de desempleo, se han aprobado medidas para autónomas en Pymes ¿Cómo es posible que sea en una situación de desgracia, de excepcionalidad en las que se toman medidas, que de alguna manera protegen aunque sean insuficientes y mínimas? Esto aboca a pensar que tenemos asumida una normalidad con esa lógica del sacrificio que es absolutamente perniciosa, que no es buena para las personas ni para la vida.
Hemos vivido estos días la tensión “hay que salvar la economía” … las resistencias del PNV en el país vasco para frenar la economía y mantener los niveles necesarios para las personas. Estamos viendo la terrible pugna que hay en la Unión Europea peleas entre países para no apoyar a quienes lo están pasando peor, pero también propuestas para salir de crisis, planes Marshall, volviendo a armar de dinero hasta los dientes a los bancos que se les presta con cero intereses, es decir, salidas financieras iguales a las del 2008, que lo que hacen es colocar a las personas en una situación de mucho más riesgo.
Sin embargo, en el otro extremo del polo, estamos viendo una valoración de los servicios públicos como nunca. Nos estamos dando cuenta de que todo eso es preciso.

2ª mirada de la Emergencia: hemos comprobado que cuando las personas saben y sienten que está en riesgo la vida, somos capaces de asumir medidas que nos parece que hubieran sido intolerables en otro momento, esto es un elemento importante cara a lo que podamos hacer al futuro. Despertamos la conciencia de que está en riesgo la vida,
¿Qué ha emergido también? El miedo y la conciencia plena de la vulnerabilidad, ha emergido con fuerza la situación de no ser omnipotentes, de ser vulnerables y de sentir miedo ante la precariedad o ante la enfermedad. Esto es crucial, teniendo en cuenta que el miedo está siendo tratado de dos formas: por un lado, estamos asistiendo a una cultura de la delación, a un lenguaje de enemigo, de guerra, de odio, al bulo, a la rabia, a la mentira, a la defensa del capitalismo del desastre… pero por otro, estamos asistiendo a un rearme comunitario, de apoyo mutuo, de solidaridad, han proliferado las redes de auto organización en todos los lugares, no solamente en la periferia de las ciudades, sino en el corazón de las ciudades, en el tejido rural, en los pueblos también han crecido enormemente todas estas redes.
Quiero señalar que estas redes de solidaridad no salen de la nada, se construyen sobre las brasitas, de organizaciones previas que en un momento da el paso de hacerse corresponsable del sostenimiento de la vida, de querer hacerse cargo de la vida de los demás, Existen los balcones linchadores contra los balcones solidarios, pero los balcones solidarios son mucho mayores.
La autoorganización está siendo tremendamente importante, y en algunos lugares, esa autoorganización se conecta con la propia organización de los municipios, creo que hay un embrión de las alianzas público-comunitarias que podrían ser una alternativa a las alianzas público-privadas, es decir, “la rentabilidad social” “frente a la rentabilidad monetaria”.  Ha habido una proliferación de los trabajos habitualmente invisibles, llamados los trabajos esenciales, los trabajos poco valorados, mal pagados y en muchos casos tremendamente feminizados, limpiadoras, auxiliares de clínicas, las que atienden a las personas viejitas, tiendas de barrio, quienes producen alimentos a pie de campo, irracionalmente dificultados, reponedoras, transportistas… En el colmo de la invisibilidad, el trabajo dentro de las casas, amortiguador y colchón de esta crisis.
Es muy relevante que en un momento que nos imponen aislamiento, distancia social… sea justamente cuando ha aparecido toda esta emergencia comunitaria. La podemos convertir en una nueva normalidad, que ayude a desbancar la prioridad del dinero, que hace que lo excepcional sea el amor, lo que queda arrinconado en los márgenes es la posibilidad de apoyo mutuo, la capacidad de hacernos cargo unos de otros. Por eso vamos a necesitar mucha fuerza y mucha organización social para intentar reconstruir una normalidad alternativa.
Una normalidad que esté centrada en el principio de suficiencia, en el principio del reparto, porque y también en la redistribución de las obligaciones que comporta tener cuerpo y ser especie, es decir la redistribución de los cuidados que pueden recaer mayoritariamente en mujeres y que tienen que ser corresponsablemente repartidos entre las personas e instituciones. Es decir, la nueva institucionalidad se tiene que hacer cargo del cuidado de la vida.
Junto con ese principio de suficiencia y del reparto una cuestión central es hacer del cuidado un principio político, estoy hablando de una forma de entender la economía y la política que coloque el cuidado como absoluta prioridad y en condiciones de igualdad, de personas migrantes, las personas mas empobrecidas, personas que están quedando expulsadas.
El separatismo de los ricos me preocupa, se desesresponzabilizan de la sociedad y construyen un muro a su alrededor que está formado por reglas OMC organización del comercio, tratados de libre comercio, toda una arquitectura de impunidad …
Esos ejes de: la suficiencia, el reparto, la cultura del cuidado, son completamente esenciales estamos hablando de la relocalización de la economía, hablamos de una forma distinta de producir alimentos y de distribuirlos, hablamos de una organización distinta del metabolismo energético, de formas radicalmente de transportarlos; todos esos elementos ya tienen trabajo, ya tienen tarea construida. Pero estamos hablando también de una tarea fundamental de los modelos de consumo y de estilo de vida, la cuestión es absolutamente cultural, en ella es crucial el cambio social porque hemos sido conscientes del riesgo de la vida.

La pregunta es ¿cómo concreto personalmente mi acción o actitud de futuro ante este análisis?

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