Tema: Tus vivencias ante el cobid-19
Nota informativa: en estas circunstancias especiales de confinamiento se celebrará con este tema nuestro encuentro modo on line, plataforma Jit.si, abierto a quien, deseando participar, lo diga por el whatsapp Findes de Espiritualidad. Dias 5 y 6 de junio a las 20h. En la actual semana se publicarán 8 textos previos para la meditación, esperando tu aportación en la puesta en común final.
La
mirada Ecofeminista de Yayo Herrero sobre la Pandemia por Coronavirus
Es un resumen extraido de un
Youtube de los encuentros virtuales de Ecologistas en Acción del martes 28 de
abril de 2020.
Transcripción de Mercedes López Herrera
La
palabra Emergencias evoca 2 acepciones o miradas:
1ª mirada. Hemos entrado en una situación de
excepcionalidad de medidas urgentes.
Es
casi imposible poder parar una enfermedad que se extiende a esa velocidad tan
impresionante y a su vez, el hecho, de tener que pararlo para poner en el
centro la recuperación a las personas y frenar la extensión de la enfermedad.
Y
nos ha mostrado la pandemia como de repente cae, como un conjunto de naipes,
todo el entramado económico cuando se produce un frenazo de esa economía o un
frenazo de esa movilidad.
Hemos
visto cómo se desploman los precios del petróleo. De repente se ha dejado de
hablar de crisis migratoria ¿Dónde están todas esas personas migrantes que
estaban en los centros de internamientos de extranjeros, ¿Qué está pasando con
temporeros y temporeras? de las que hablan artículos con tintes xenófobos. Una
crisis social… inmersos en la forma de abordar la crisis de 2008, es decir en
una situación en la que la precariedad es estructural.
Una
crisis profunda que tiene su pico de iceberg visible en lo que llamamos
feminicidio o asesinatos machistas, pero que esconde una cuestión estructural
de maltrato, subordinación y también de sostenimiento de la sociedad sobre
trabajo subyugado y oculto que mayoritariamente realizan las mujeres en
sectores como de cuidados, que ha adquirido con motivo de la pandemia una
relevancia tremenda.
Los
pilares de las miradas ecofeministas nos recuerdan dos dependencias materiales:
en primer lugar que
somos radicalmente ecodependientes pero además somos
interdependientes, vivimos insertos en un segundo territorio tan
importante como el primero para nuestra vida que es el territorio cuerpo
un cuerpo que ha sido cuidado históricamente y mayoritariamente por mujeres,
porque vivimos en sociedades patriarcales que asignan la división sexual del
trabajo, a través de mecanismos varios, simbólicos, materiales, procesos de
socialización, incluso las conceptualizaciones del amor y ligado al sacrificio
una forma basta y perniciosa ligada al sentido de culpa. A partir de esto que
algunos feminismos han llamado el servicio familiar obligatorio. Pero hemos
construido una forma de organizar la vida, que destruyen esas propias bases
materiales creando unas crisis sistémicas que en algunos casos son
irreversibles.
¿Qué
nos desvela esta crisis con muchísima crudeza? que hemos interiorizado que
podemos vivir de espaldas al riesgo y que merece la pena sacrificar todo con tal de que crezca la economía. Y todo es todo,
territorio fértil, despoblar por falta de apoyos y de políticas públicas,
disecar humedales para urbanizar, dinamitar glaciares para extraer minerales,
condiciones laborales, libertades, derechos, merecen ser sacrificados si la
contrapartida es la economía.
El
problema es que esto se ha convertido en una verdadera religión civil, es una
antropología, el capitalismo es una religión que defiende que todas las vidas
solamente tienen sentido si generan un valor añadido. Nuestros modelos
económicos privilegian el riesgo. (Libro: Maria Pace Ottieri : El Vesubio Universal “metáfora de vivir en riesgo”
se sabe que en cualquier momento puede entrar en erupción, casi 700.000
personas viven en sus faldas. En la simulación en los 15 minutos primeros de
erupción morirían un millón de personas, pues solo un 7% perciben vivir en
riesgo.
Algunas cuestiones paradógicas de esta normalidad si
la miramos desde la mirada ecofeminista de la ecodependencia y la interdependencia:
Hemos
visto que cuando la vida se ha confinado, la economía se desplomado se produce
una recuperación de aquellos indicadores materiales. Y nos encontramos, que los
indicadores ecológicos mejoran, se ha prohibido por ley cortar los suministros
luz y agua a la gente que no puede pagar, se ha prohibido desahuciar, se han
metido medidas aunque insuficientes, de protección de la vivienda, se habla de
un ingreso mínimo vital, se han aprobado prestaciones para las personas que son
cuidadoras en situación de desempleo, se han aprobado medidas para autónomas en
Pymes ¿Cómo es posible que sea en una situación de desgracia, de
excepcionalidad en las que se toman medidas, que de alguna manera protegen
aunque sean insuficientes y mínimas? Esto aboca a pensar que tenemos asumida
una normalidad con esa lógica del sacrificio que es absolutamente perniciosa,
que no es buena para las personas ni para la vida.
Hemos
vivido estos días la tensión “hay que salvar la economía” … las resistencias
del PNV en el país vasco para frenar la economía y mantener los niveles
necesarios para las personas. Estamos viendo la terrible pugna que hay en la
Unión Europea peleas entre países para no apoyar a quienes lo están pasando
peor, pero también propuestas para salir de crisis, planes Marshall, volviendo
a armar de dinero hasta los dientes a los bancos que se les presta con cero
intereses, es decir, salidas financieras iguales a las del 2008, que lo que
hacen es colocar a las personas en una situación de mucho más riesgo.
Sin
embargo, en el otro extremo del polo, estamos viendo una valoración de los
servicios públicos como nunca. Nos estamos dando cuenta de que todo eso es
preciso.
2ª mirada de la Emergencia: hemos comprobado que cuando las
personas saben y sienten que está en riesgo la vida, somos capaces de asumir
medidas que nos parece que hubieran sido intolerables en otro momento, esto es
un elemento importante cara a lo que podamos hacer al futuro. Despertamos la
conciencia de que está en riesgo la vida,
¿Qué
ha emergido también? El miedo y la conciencia plena de la vulnerabilidad,
ha emergido con fuerza la situación de no ser omnipotentes, de ser vulnerables
y de sentir miedo ante la precariedad o ante la enfermedad. Esto es crucial,
teniendo en cuenta que el miedo está siendo tratado de dos formas: por un
lado, estamos asistiendo a una cultura de la delación, a un lenguaje
de enemigo, de guerra, de odio, al bulo, a la rabia, a la mentira, a la defensa
del capitalismo del desastre… pero por otro, estamos asistiendo a un
rearme comunitario, de apoyo mutuo, de solidaridad, han proliferado las
redes de auto organización en todos los lugares, no solamente en la periferia
de las ciudades, sino en el corazón de las ciudades, en el tejido rural, en los
pueblos también han crecido enormemente todas estas redes.
Quiero
señalar que estas redes de solidaridad no salen de la nada, se construyen sobre
las brasitas, de organizaciones previas que en un momento da el paso de hacerse
corresponsable del sostenimiento de la vida, de querer hacerse cargo de la vida
de los demás, Existen los balcones linchadores contra los balcones solidarios,
pero los balcones solidarios son mucho mayores.
La
autoorganización está siendo tremendamente importante, y en algunos lugares, esa
autoorganización se conecta con la propia organización de los municipios, creo
que hay un embrión de las alianzas público-comunitarias que podrían ser una
alternativa a las alianzas público-privadas, es decir, “la rentabilidad social”
“frente a la rentabilidad monetaria”. Ha
habido una proliferación de los trabajos habitualmente invisibles, llamados los
trabajos esenciales, los trabajos poco valorados, mal pagados y en muchos casos
tremendamente feminizados, limpiadoras, auxiliares de clínicas, las que
atienden a las personas viejitas, tiendas de barrio, quienes producen alimentos
a pie de campo, irracionalmente dificultados, reponedoras, transportistas… En
el colmo de la invisibilidad, el trabajo dentro de las casas,
amortiguador y colchón de esta crisis.
Es
muy relevante que en un momento que nos imponen aislamiento, distancia social…
sea justamente cuando ha aparecido toda esta emergencia comunitaria. La podemos
convertir en una nueva normalidad, que ayude a desbancar la prioridad del
dinero, que hace que lo excepcional sea el amor, lo que queda arrinconado en
los márgenes es la posibilidad de apoyo mutuo, la capacidad de hacernos cargo
unos de otros. Por eso vamos a necesitar mucha fuerza y mucha organización
social para intentar reconstruir una normalidad alternativa.
Una
normalidad que esté centrada en el principio de suficiencia, en el principio
del reparto, porque y también en la redistribución de las obligaciones que
comporta tener cuerpo y ser especie, es decir la redistribución de los cuidados
que pueden recaer mayoritariamente en mujeres y que tienen que ser
corresponsablemente repartidos entre las personas e instituciones. Es decir, la
nueva institucionalidad se tiene que hacer cargo del cuidado de la vida.
Junto
con ese principio de suficiencia y del reparto una cuestión central es hacer
del cuidado un principio político, estoy hablando de una forma de entender la
economía y la política que coloque el cuidado como absoluta prioridad y en
condiciones de igualdad, de personas migrantes, las personas mas empobrecidas,
personas que están quedando expulsadas.
El
separatismo de los ricos me preocupa, se desesresponzabilizan de la sociedad y
construyen un muro a su alrededor que está formado por reglas OMC organización
del comercio, tratados de libre comercio, toda una arquitectura de impunidad …
Esos
ejes de: la suficiencia, el reparto, la cultura del cuidado, son
completamente esenciales estamos hablando de la relocalización de la economía,
hablamos de una forma distinta de producir alimentos y de distribuirlos,
hablamos de una organización distinta del metabolismo energético, de formas
radicalmente de transportarlos; todos esos elementos ya tienen trabajo, ya
tienen tarea construida. Pero estamos hablando también de una tarea fundamental
de los modelos de consumo y de estilo de vida, la cuestión es absolutamente
cultural, en ella es crucial el cambio social porque hemos sido conscientes del
riesgo de la vida.
La
pregunta es ¿cómo concreto personalmente mi acción o actitud de futuro ante
este análisis?
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