martes, 16 de noviembre de 2021

Texto para el Finde de otoño 2021

 

TIEMPO DE CAMBIO. (Mercedes)

El motivo real de nuestra existencia, es que hemos nacido como personas para poder crecer y madurar hacia una existencia más amplia. Esta búsqueda de sentido de la existencia en plenitud no puede ser encerrada (pareja, sexualidad, dinero, carrera profesional o el poder).

Sabemos que los sistemas cerrados se destruyen a sí mismos como el mito de Narciso, esto también está ocurriendo en las religiones, nos encontramos que la moral se ha convertido en un fin en sí misma, y que esta está al servicio de la ética.

Es necesario reconocer la necesidad de traspasar la frontera hacia una conciencia transpersonal, una conciencia con experiencia de desierto “que es desasimiento y vacío”, es decir: ser capaz de enfrentarnos con las propias sombras, tristezas, rabias, miedos, dolor, para transformarlas en energías vitales propias. Desde esta conciencia, de manera gratificante empezamos a percibir cambios en positivo, de los que apenas reconocemos y para lo que es de suma importancia ponerlos en común para sacarlos a luz de la misma.

En este sentido mi aportación trata de ofrecer unas líneas desde mi experiencia personal en estos momentos, que como la de tod@s está muy tocada por una Pandemia (Covid). Esta formará parte de nuestras vidas por cuanto nos ha hecho sufrir, y por cuanto nos ha hecho reflexionar, y de manera especial porque es la expresión más real y brutalmente visible de los cambios biológicos, genéticos, y en consecuencia ecológicos que se avecinan. 

¿A quién no se le ha movido su identidad en estos momentos? Con la sacudida de tantas muertes, de tantas experiencias de sufrimiento, de tanta incertidumbre…de tanta lava de volcán en erupción.

Montad@s en la dirección de una brújula cual Tio-vivo de nuestras vidas, en dirección hacia un trasnochado concepto de progreso y bienestar, ciertamente encerrado en su marcada antropología tan torpemente ciega y excluyente es necesario, a mi juicio, repasar los cimientos sobre los que construimos nuestra identidad actual.

Mi aportación para esto es sobre Ivone Gebara en su libro Ensayo de antropología Filosófica.

Ya el prólogo, de Silvia Martínez, teóloga feminista, es sugerente. Mirar-Nos. Sentir el mundo, pensar el mundo. En el destaca que ante la necesidad de saber quiénes somos, es más importante hoy saber cómo nos vemos para comprender nuestra propia humanidad que está afectada por nuestro sexo, género, y las condiciones vitales de su desarrollo, interacciones y relaciones que establecemos.

De nuestra mirada interior y exterior, sin obviar sus limitaciones, depende que se revele con mayor intensidad el Misterio del que formamos parte. Es una propuesta de espiritualidad que sale de nuestro interior y se despliega hacia l@s otr@s personas y demás seres. Para ayudar a ello Ivone hace un recorrido filosófico y antropológico que considero de gran aportación para nuestro Finde de Otoño.

Los Conceptos y Desconceptos  en palabras de Ivone de los que somos prisioneras ¿Cuál es su base? ¿Cómo se construyeron?, cuando se forman verdades, se tornan violentos.

¿Qué son los conceptos? Una condensación de verdades, significados y sentires vividos. La Historia puede ayudarnos pero cada Historia interpreta un concepto de una forma, pero tiene un fondo diferente. 

ES tarea de la Teología Ecofeminista penetrarlo para deconstruirlo, percibir su constitución y sus múltiples significados. Esto está aconteciendo hoy de una manera particular, vivimos un malestar en la civilización, social, político, económico y teológico. Este malestar no representa el vivir de las mujeres, ni de las comunidades afroamericanas, ni de las indígenas… prisioneras de cómo se presentó el cristianismo. Jerarquía del pensamiento sobre la verdad en la que tampoco están representados nuestros cuerpos ni nuestros pensamientos:

1.       Desde el punto de vista del conocimiento de la Epistemología, todo desde la referencia de género masculina, incluso cuando hablan de María.

2.      Estas ideas se orientan para una perfección sublime, un más allá de la tierra, para comportamientos que salen del común de las personas ordinarias, lo que las hace a estas sentirse mal.

En esta epistemología el referente no es la tierra, es el cielo o los cielos, como una realidad sobrehumana, por eso hay que luchar y sacrificarse para llegar al umbral de un camino perfecto, siempre más allá para gozar con Dios la perfección absoluta.

La tierra y todos sus vivientes, con todos sus límites, bellezas, mezclas, violencias e imperfecciones, no ha sido considerada un ideal para los monoteísmos. Aunque en el libro del génesis hable de Adán y Eva en el Paraíso con tierra y soplo divino. Pero la tierra no ha sido llamada a la resurrección.

Algunas teologías desde nuestra cultura infantil, han subrayado que somos ciudadan@s del cielo –nuestra patria- seremos felices en los cielos, este es el referente y no la Tierra. Desde la humanidad para una humanidad masculina que nos representa.

¿Cómo se construyó la idea de que esta es la voluntad de Dios? ¿Cómo nosotras hemos recogido esta referencia masculina que excluye a las mujeres? 

Desde el punto de vista como seres humanos tenemos necesidad de límites, frente a nuestra capacidad destructiva de eliminarnos unos a los otros (Caín y Abel, las guerras…). Desde esta perspectiva aparece un Dios (inventado) regulador, con una función social política y psicológica. 

Desde esta necesidad creamos muchos seres, ideas, leyes, y también separamos el cielo (como lugar de orden) de la tierra.

Pero la mezcla que somos no es suficiente para darnos autoridad, entonces proyectamos una epistemología fundada en el más allá y por supuesto el más allá es una pura idea, una pura imaginación y para que no sea así hablamos de Revelación de Dios, revelación que viene desde los varones, son ellos que en la perspectiva patriarcal son el principio organizador del mundo. El principio del pensamiento pensador de la sociedad, y en esto creemos y en esto se construyen los imperios y la iglesia como fuerza de legitimación de criterios.

A partir de ahí el reino de los cielos pasa a ser más importante que la tierra. Por eso hay dominar los cuerpos, hay que colonizar en nombre de Dios y con esto hay que establecer una cierta racionalidad jerárquica.

Las teologías no admiten que son eso, pero las teologías cristianas son también mitos aunque con fundamento histórico, así como también otras mitologías y creencias tienen fundamentos contextuales. Pero nosotros en los monoteísmos hemos querido algo puro y el puro nos oprime. El puro masculino patriarcal nos mata (a mujeres y a hombres).

Mientras la tierra nos desafía desde su diversidad, de todo con todo, desde una articulación, una interdependencia absolutamente tremenda, y no hemos dado valor a esto, en percibir las conexiones entre aguas, ojos de agua, florestas, taladas, pequeños animales que están sobreviviendo en esta tierra. Hemos valorado las ideas perfectas, no hemos dicho que todas estas cosas mueren y resucitan de otra manera, no, solo nosotros los seres humanos vamos a resucitar.

Empezamos en este tiempo tan oscuro pero que al mismo tiempo es que nos habla de otros sentidos ¡¡miren otra cosa!! Porque hemos vivido como humanidad jerárquica frente a la naturaleza y todo lo que existe.

Entonces estamos en el conflicto de fundamentos, entre una epistemología de fundamentos celestes y otra de fundamentos terrestres pero la de fundamentos terrestres ha sido subyugada y digamos que ha sido asesinada.

Y lo seguimos haciendo con una propuesta de explotación de pueblos nativos, de la tierra, de los mares, de la vegetación… Estamos viviendo el conflicto entre dos maneras de acercarse a conocer el mundo, la celeste y la terrestre.

En los nuevos tiempos que vivimos no hay crítica a los conceptos, al contrario son los mismos, solamente lo que se hace es decir que estamos abiertos a… pero no abiertos a cambiar jerarquías, a cambiar contenidos, no abiertos a una epistemología terrícola. 

Seguimos creyendo en la última palabra de la iglesia patriarcal en la teología, aunque hacemos teologías periféricas, pero ¿cuál es la incidencia en nuestro mundo? muy poca, las políticas sigue siendo patriarcales y con fundamento patriarcal. Los terratenientes, los dictadores siguen siendo centros, pero hay caminos… quizás podemos hablar de una evolución.

Estamos viviendo una evolución del mundo en negativo, la deconstrucción nos muestra que hay una evolución de engaño que no podemos continuar.

¿Por qué no hablar de una evolución crítica de nuestra conciencia? Podría ser esta evolución una simbología nueva que podría hacernos avanzar, aunque los que proponen epistemologías nuevas, todos tenemos miedo, porque el mundo patriarcal ha dado seguridad a mujeres y hombres aunque seamos crític@s, estamos asegurándolo, es también nuestro cuerpo. Por eso para avanzar tenemos que darnos la mano, tenemos que reconocer un espacio de continuidad de la epistemología de los cielos, porque esta nos dio también una identidad y ahora sin ella estamos desubicad@s.

El proceso de crear Desconceptos:

Significa que los conceptos que son nuestros pensamientos tienen que ser ajustados a la multiplicidad de situaciones y a la diversidad de personas, y no al contrario, no son dos grupos, lo dicho en el pasado “es pasado” y ahora tenemos el derecho de decir las cosas para el presente, para nuestra propia comprensión, explicación de lo que tiene sentido para nosotr@s y en este sentido la unidad de una iglesia cristiana no se hace a partir del concepto dogmático, se hace a partir de una ética, desde lo más sencillo que está en los evangelios:

El derecho a la comida, bebida, habitación, respeto, libertad, a la vida abundante. Una unidad dentro de la multiplicidad. Unidad múltiple.

La preocupación ética que tiene que hacernos cercanos los unos a los otros. Y en este sentido las nuevas hermenéuticas bíblicas representan una nueva tradición que sí hablan de nosotr@s hoy e incluso deberíamos decir “ha sido escrito de esta forma pero nosotr@s vivimos de esta forma”.

La biblia no es palabra de Dios. Es un libro histórico, poético, ético que puede ayudarnos inspirarnos, pero no es la última palabra sobre mi vida, no todo lo que hay sirve hoy.

¿Qué caminos subjetivos y colectivos seguir en este tiempo tan conturbado?

Hay una humildad común necesaria. La humildad es volver al humus de la tierra, la humildad es salir de una pretensión de querer convertir los otros a mi idea, a aquello que yo o mi institución juzga que quiere el bien. Nos invita a reconocer que algunas palabras son fruto de un tiempo y no sirven para todos en todos los tiempos.

Volver a la humildad es volver a la tierra, una Epistemología de la Tierra es volver a lo que es limitado, perspectivista, es reconocer en la vida, en la evolución. Todas las vidas son mayores que nuestra única vida.

El Ecofeminismo no niega a dios, pero si cambia el concepto de dios para mi tiempo (padre todopoderoso…) lo que negamos es una cáscara, un concepto que aprisiona, dominador, justiciero… eso no es el todo, ni el bien del Misterio.

El camino de la humildad se muestra en muchos lugares, sin certezas, acoger, sin respuestas o respuestas provisorias.

Vivir sin certezas es el desafío antropológico de nuestro tiempo. Es el desafío que nosotras hacemos a nuestra teología.

Estamos en un mismo hogar, lugar, como dirían los astrofísicos lugar cósmico que nos permite creatividad, autonomía, pero no nos permite más. Reducir el misterio mayor a un concepto patriarcal, es un antropocentrismo todopoderoso.

Esta perspectiva Epistemológica toca el no saber que es una categoría existencial que toca toda nuestra vida – No sabemos – es una actitud espiritual. Actitud de acogida, de la sorpresa, de la incertidumbre y para nosotr@s cristian@s una vuelta de los valores vitales, comer, beber, habitar, amar, compartir, perdonar, derecho a la vida hoy con dignidad. Algunas como semillitas plantadas (de Desconceptos) para nuevas relaciones en la tierra, en su integración.

 

Mercedes. 13 octubre 2021 Finde de Otoño Constantina 13-14 de noviembre

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