TIEMPO
DE CAMBIO. (Mercedes)
El motivo real de nuestra existencia, es que hemos nacido
como personas para poder crecer y madurar hacia una existencia más amplia.
Esta búsqueda de sentido de la existencia en plenitud no puede ser encerrada
(pareja, sexualidad, dinero, carrera profesional o el poder).
Sabemos que los sistemas cerrados se destruyen a sí mismos
como el mito de Narciso, esto también está ocurriendo en las religiones, nos
encontramos que la moral se ha convertido en un fin en sí misma, y que esta
está al servicio de la ética.
Es necesario reconocer la necesidad de traspasar la frontera hacia una conciencia transpersonal, una conciencia con experiencia de desierto “que es desasimiento y vacío”, es decir: ser capaz de enfrentarnos con las propias sombras, tristezas, rabias, miedos, dolor, para transformarlas en energías vitales propias. Desde esta conciencia, de manera gratificante empezamos a percibir cambios en positivo, de los que apenas reconocemos y para lo que es de suma importancia ponerlos en común para sacarlos a luz de la misma.
En este sentido mi aportación trata de ofrecer unas líneas
desde mi experiencia personal en estos momentos, que como la de tod@s está muy
tocada por una Pandemia (Covid). Esta formará parte de nuestras vidas por
cuanto nos ha hecho sufrir, y por cuanto nos ha hecho reflexionar, y de manera
especial porque es la expresión más real y brutalmente visible de los cambios
biológicos, genéticos, y en consecuencia ecológicos que se avecinan.
¿A quién no se le ha movido su identidad en estos momentos?
Con la sacudida de tantas muertes, de tantas experiencias de sufrimiento, de
tanta incertidumbre…de tanta lava de volcán en erupción.
Montad@s en la dirección de una brújula cual Tio-vivo de
nuestras vidas, en dirección hacia un trasnochado concepto de progreso y
bienestar, ciertamente encerrado en su marcada antropología tan torpemente
ciega y excluyente es necesario, a mi juicio, repasar los cimientos sobre los
que construimos nuestra identidad actual.
Mi aportación para esto es sobre Ivone Gebara en su libro
Ensayo de antropología Filosófica.
Ya el prólogo, de Silvia Martínez, teóloga feminista, es
sugerente. Mirar-Nos. Sentir el
mundo, pensar el mundo. En el destaca que ante la necesidad de saber quiénes
somos, es más importante hoy saber cómo nos vemos para comprender nuestra
propia humanidad que está afectada por nuestro sexo, género, y las condiciones
vitales de su desarrollo, interacciones y relaciones que establecemos.
De nuestra mirada interior y exterior, sin obviar sus
limitaciones, depende que se revele con mayor intensidad el Misterio del que
formamos parte. Es una propuesta de espiritualidad que sale de nuestro
interior y se despliega hacia l@s otr@s personas y demás seres. Para ayudar a
ello Ivone hace un recorrido filosófico y antropológico que considero de gran
aportación para nuestro Finde de Otoño.
Los Conceptos y Desconceptos
en palabras de Ivone de los que somos
prisioneras ¿Cuál es su base? ¿Cómo se construyeron?, cuando se forman
verdades, se tornan violentos.
¿Qué son los conceptos? Una condensación de verdades,
significados y sentires vividos. La Historia puede ayudarnos pero cada Historia
interpreta un concepto de una forma, pero tiene un fondo diferente.
ES tarea de la Teología Ecofeminista penetrarlo para
deconstruirlo, percibir su constitución y sus múltiples significados. Esto está
aconteciendo hoy de una manera particular, vivimos un malestar en la
civilización, social, político, económico y teológico. Este malestar no
representa el vivir de las mujeres, ni de las comunidades afroamericanas, ni de
las indígenas… prisioneras de cómo se presentó el cristianismo. Jerarquía del
pensamiento sobre la verdad en la que tampoco están representados nuestros
cuerpos ni nuestros pensamientos:
1.
Desde el punto de vista del conocimiento de la
Epistemología, todo desde la referencia de género masculina, incluso cuando
hablan de María.
2.
Estas ideas se orientan para una perfección sublime, un
más allá de la tierra, para comportamientos que salen del común de las personas
ordinarias, lo que las hace a estas sentirse mal.
En esta epistemología el referente no es la tierra, es
el cielo o los cielos, como una realidad sobrehumana, por eso hay que
luchar y sacrificarse para llegar al umbral de un camino perfecto, siempre más
allá para gozar con Dios la perfección absoluta.
La tierra y todos sus vivientes, con todos sus límites,
bellezas, mezclas, violencias e imperfecciones, no ha sido considerada un ideal
para los monoteísmos. Aunque en el libro del génesis hable de Adán y Eva en el
Paraíso con tierra y soplo divino. Pero la tierra no ha sido llamada a la
resurrección.
Algunas teologías desde nuestra cultura infantil, han subrayado que somos
ciudadan@s del cielo –nuestra patria- seremos felices en los cielos, este es el
referente y no la Tierra. Desde la humanidad para una humanidad masculina que
nos representa.
¿Cómo se construyó la idea de que esta es la voluntad de
Dios? ¿Cómo nosotras hemos recogido esta referencia masculina que excluye a las
mujeres?
Desde el punto de vista como seres humanos tenemos
necesidad de límites, frente a nuestra capacidad destructiva de eliminarnos
unos a los otros (Caín y Abel, las guerras…). Desde esta perspectiva aparece un
Dios (inventado) regulador, con una función social política y psicológica.
Desde esta necesidad creamos muchos seres, ideas, leyes, y
también separamos el cielo (como lugar de orden) de la tierra.
Pero la mezcla que somos no es suficiente para darnos
autoridad, entonces proyectamos una epistemología fundada en el más allá y por
supuesto el más allá es una pura idea, una pura imaginación y para que no sea
así hablamos de Revelación de Dios, revelación que viene desde los varones, son
ellos que en la perspectiva patriarcal son el principio organizador del mundo.
El principio del pensamiento pensador de la sociedad, y en esto creemos y en
esto se construyen los imperios y la iglesia como fuerza de legitimación de
criterios.
A partir de ahí el reino de los cielos pasa a ser más
importante que la tierra. Por eso hay dominar los cuerpos, hay que
colonizar en nombre de Dios y con esto hay que establecer una cierta racionalidad
jerárquica.
Las teologías no admiten que son eso, pero las teologías
cristianas son también mitos aunque con fundamento histórico, así como también
otras mitologías y creencias tienen fundamentos contextuales. Pero nosotros en
los monoteísmos hemos querido algo puro y el puro nos oprime. El puro masculino
patriarcal nos mata (a mujeres y a hombres).
Mientras la tierra nos desafía desde su diversidad, de todo
con todo, desde una articulación, una interdependencia absolutamente tremenda,
y no hemos dado valor a esto, en percibir las conexiones entre aguas, ojos de
agua, florestas, taladas, pequeños animales que están sobreviviendo en esta
tierra. Hemos valorado las ideas perfectas, no hemos dicho que todas estas
cosas mueren y resucitan de otra manera, no, solo nosotros los seres humanos
vamos a resucitar.
Empezamos en este tiempo tan oscuro pero que al mismo
tiempo es que nos habla de otros sentidos ¡¡miren otra cosa!! Porque hemos
vivido como humanidad jerárquica frente a la naturaleza y todo lo que
existe.
Entonces estamos en el conflicto de fundamentos, entre una
epistemología de fundamentos celestes y otra de fundamentos terrestres pero la
de fundamentos terrestres ha sido subyugada y digamos que ha sido asesinada.
Y lo seguimos haciendo con una propuesta de explotación de
pueblos nativos, de la tierra, de los mares, de la vegetación… Estamos viviendo
el conflicto entre dos maneras de acercarse a conocer el mundo, la celeste y la
terrestre.
En los nuevos tiempos que vivimos no hay crítica a los
conceptos, al contrario son los mismos, solamente lo que se hace es decir que
estamos abiertos a… pero no abiertos a cambiar jerarquías, a cambiar
contenidos, no abiertos a una epistemología terrícola.
Seguimos creyendo en la última palabra de la iglesia
patriarcal en la teología, aunque hacemos teologías periféricas, pero ¿cuál es
la incidencia en nuestro mundo? muy poca, las políticas sigue siendo
patriarcales y con fundamento patriarcal. Los terratenientes, los dictadores siguen
siendo centros, pero hay caminos… quizás podemos hablar de una evolución.
Estamos viviendo una evolución del mundo en negativo, la
deconstrucción nos muestra que hay una evolución de engaño que no podemos
continuar.
¿Por qué no hablar de una evolución crítica de
nuestra conciencia? Podría ser esta evolución una simbología nueva que podría
hacernos avanzar, aunque los que proponen epistemologías nuevas, todos tenemos
miedo, porque el mundo patriarcal ha dado seguridad a mujeres y hombres aunque
seamos crític@s, estamos asegurándolo, es también nuestro cuerpo. Por eso
para avanzar tenemos que darnos la mano, tenemos que reconocer un espacio
de continuidad de la epistemología de los cielos, porque esta nos dio también
una identidad y ahora sin ella estamos desubicad@s.
El proceso
de crear Desconceptos:
Significa que los conceptos que son nuestros pensamientos
tienen que ser ajustados a la multiplicidad de situaciones y a la diversidad de
personas, y no al contrario, no son dos grupos, lo dicho en el pasado “es
pasado” y ahora tenemos el derecho de decir las cosas para el presente, para
nuestra propia comprensión, explicación de lo que tiene sentido para nosotr@s y
en este sentido la unidad de una iglesia cristiana no se hace a partir del
concepto dogmático, se hace a partir de una ética, desde lo más sencillo que
está en los evangelios:
El
derecho a la comida, bebida, habitación, respeto, libertad, a la vida
abundante. Una
unidad dentro de la multiplicidad. Unidad múltiple.
La preocupación ética que tiene que hacernos cercanos los
unos a los otros. Y en este sentido las nuevas hermenéuticas bíblicas
representan una nueva tradición que sí hablan de nosotr@s hoy e incluso
deberíamos decir “ha sido escrito de esta forma pero nosotr@s vivimos de esta forma”.
La biblia no es palabra de Dios. Es un libro histórico,
poético, ético que puede ayudarnos inspirarnos, pero no es la última palabra
sobre mi vida, no todo lo que hay sirve hoy.
¿Qué caminos subjetivos y colectivos seguir en este tiempo
tan conturbado?
Hay una humildad común necesaria. La humildad es volver al
humus de la tierra, la humildad es salir de una pretensión de querer convertir
los otros a mi idea, a aquello que yo o mi institución juzga que quiere el
bien. Nos invita a reconocer que algunas palabras son fruto de un tiempo y no
sirven para todos en todos los tiempos.
Volver a la humildad es volver a la tierra, una
Epistemología de la Tierra es volver a lo que es limitado, perspectivista, es
reconocer en la vida, en la evolución. Todas las vidas son mayores que nuestra
única vida.
El Ecofeminismo no niega a dios, pero si cambia el
concepto de dios para mi tiempo (padre todopoderoso…) lo que negamos es una
cáscara, un concepto que aprisiona, dominador, justiciero… eso no es el todo,
ni el bien del Misterio.
El camino de la humildad se muestra en muchos lugares, sin
certezas, acoger, sin respuestas o respuestas provisorias.
Vivir sin certezas es el desafío antropológico de nuestro
tiempo. Es el desafío que nosotras hacemos a nuestra teología.
Estamos en un mismo hogar, lugar, como dirían los
astrofísicos lugar cósmico que nos
permite creatividad, autonomía, pero no nos permite más. Reducir el misterio
mayor a un concepto patriarcal, es un antropocentrismo todopoderoso.
Esta perspectiva Epistemológica toca el no saber que es
una categoría existencial que toca toda nuestra vida – No sabemos – es una
actitud espiritual. Actitud de acogida, de la sorpresa, de la incertidumbre y
para nosotr@s cristian@s una vuelta de los valores vitales, comer, beber,
habitar, amar, compartir, perdonar, derecho a la vida hoy con dignidad. Algunas
como semillitas plantadas (de Desconceptos) para nuevas relaciones en la
tierra, en su integración.
Mercedes. 13 octubre 2021 Finde de Otoño Constantina 13-14 de
noviembre
No hay comentarios:
Publicar un comentario