viernes, 11 de febrero de 2022

A propósito de la deconstrucción postheista

 

A PROPÓSITO DE LA DECONSTRUCCIÓN POSTHEISTA

 

Jesús Sánchez Valiente

 

Tengo delante dos libros: POR EL CRISTIANISMO SIN RELIGIÓN de Bruno Mori, editado por Vigil y Villamayor y EL MEDIO  DIVINO  de Teilhard de Chardin. Detrás del primero hay una autoridad en teología pastoral y del segundo hay un científico. En los dos casos hay una intención deconstructivista y una nueva presencia paradigmática que imponen los tiempos. En los dos casos parten de presupuestos no-dualistas y se alinean en mirar la Realidad como un Todo básicamente en evolución. Su común visión antropológica sobre el ser humano coincide en su

tratamiento conectado globalmente con el universo como un todo interconectado, no como dueño sino más bien como elemento activo que aporta, cual homo sapiens, nuevas formulaciones al Universo, desde la comprensión del mismo  en el tiempo.

 

En los dos autores advierten de  un negro futuro del cristianismo oficial.

Así se expresa Teilhard reiteradamente: “Cristiano y Humano tienden a no coincidir ya. ¡He aquí el gran cisma que amenaza a la iglesia!" (Nota para servir a la evangelización de los nuevos tiempos. La Gran Mónada Editorial Trotta pg.157). Y tres párrafos antes ha dicho franco y claro: “No nos engañemos, el ideal cristiano, tal como es expuesto de ordinario, ha dejado de ser, como nos ufanamos ingenuamente, el Ideal común de la Humanidad". El texto de Bruno Mori es de principio a fin un alegato del abandono masivo de la religión cristiana tal como hoy se comporta.

 

Quienes tenemos ya años implicados en cierto quehacer crítico desde dentro del cristianismo, nos suena a trillada esa actitud de deconstrucción. Ha sucedido que, como círculos en el agua del estanque al tirarle una piedra, se expande cada vez a más gente y a más contenidos esa depuración de todo lenguaje mítico en el cristianismo, que se va transmitiendo en la cultura cristiana de generación en generación. Es como una decantación, fruto del roce continuo de los contenidos religiosos con la cultura y la ciencia de nuestro tiempo. Fruto de este movimiento cognitivo es la advertencia a propios y extraños con el dicho de que cuidemos al tirar el agua sucia no tirar también al niño(o la niña).

 

Vivimos en un momento de crisis del cristianismo y en general de las religiones. Es un fenómeno cognitivo global al que llamamos cambio de paradigma. La deconstrucción se elabora en términos de pensamiento racional versus pensamiento mítico. El pensamiento mítico y el pensamiento racional se asemejan en que los dos buscan respuestas a los enigmas que rodean al ser humano.

El pensamiento racional y el pensamiento mítico son opuestos, siendo el mítico el primer tipo de pensamiento que se presentó en los primeros humanos, en cambio el pensamiento racional corresponde al hombre contemporáneo, es decir el actual. Conforme el ser humano va adquiriendo cultura su pensamiento racional adquiere mayor grado de abstracción que le capacita un conocimiento más profundo de la vida y de las cosas. Se sitúa en el conocimiento más científico. Es cuando comienza a revisar todo el bagaje de contenidos de la religión y pasarlos por el filtro de la racionalidad. Ello está aconsejado como camino a la madurez de su fe y la resistencia en el mundo  cuando en  Carta I de Pedro 3,15 dice:”…dispuestos siempre a dar razón de vuestra esperanza a todo el que os pida una explicación “.

El camino de crecimiento personal en el cristianismo es tan variado como individuos lo recorren. Cada persona está en un nivel de pensamiento abstracto. Por ello es muy compleja la pedagogía de la fe, que ha de mirar la madurez de cada ser humano con el momento cultural en que vivimos. En los primeros lenguajes aprendemos los contenidos religiosos según unos niveles de abstracción, que no nos sirven cuando entramos en el ambiente universitario, a no ser que tengamos interiorizado el hábito de la continua deconstrucción. Pero hay personas que sí tienen y sí están en permanente traslación  y adecuación de un conocimiento inmaduro y mítico a un conocimiento culto y maduro. Todas las demás personas hemos de suponer que no se “tragan” las formulaciones heredadas, pero se utilizan por inercia fácil hasta que les llegue otra formulación o la pierdan.

No nos engañemos, la mayoría de cristianos en su verdadero interior ya han hecho la deconstrucción con sus recursos individuales intuitivos o simplemente lo perdieron, y algunos y algunas  han conseguido una nueva construcción.

¿Qué decir ahora de la iglesia maestra? Pues que las nuevas formulaciones llamadas posteístas tienen total acogida en la gente porque el campo de la deconstrucción estaba trabajado por cuenta propia gracias a su racionalidad. Ahora es la iglesia a la que le toca hablar con racionalidad y atender al pensamiento científico del momento, y tendrá éxito porque la deconstrucción está casi hecha por cuenta propia. En particular situación se encuentra una gran cantidad de personas que, aunque utilicen formulaciones aprendidas de siempre, en su interior saben interpretarlas de otra manera. Aquí encontramos personas que hacen oración con palabras dualistas teístas, o tratan como una alteridad física a su dios pero saben que no es así.

Quien les habla reconoce que hubo un momento reciente en que confieso haber mejorado mi propia cosmovisión religiosa de cristiano. Fue a partir del encuentro con el pensamiento y la espiritualidad de Pierre Teilhard de Chardin.   Como la deconstrucción sí la había hecho, necesitaba una formulación adecuada que me diera expresión cuando pensaba y hablaba de Dios.       

En muchas ocasiones en que leo a los posteístas, ahora en concreto a Bruno Mori o a Vigil, Villamayor, etc., me pregunto que este asunto de la espiritualidad está ya inventado y se trata de conocerlo en la experiencia de santos o grandes espirituales, y en concreto, me digo, ahora que se trata de no alejarse de la explicación científica ¿no conocerán bien la espiritualidad teilhardiana? Porque es un ejemplo paradigmático de construcción actual del cristianismo.

Es curioso que, lo mismo que el cristianismo consiste en el seguimiento de Jesús de Nazaret,(recuerdo la lectura de Segundo Galilea) para bien hacer este seguimiento, volvemos a repetir ese consejo tradicional de leer la vida de santos de tantas personas que nos precedieron, hoy lo llamamos, meterse en esas experiencias. Me viene a la cabeza el dicho popular de que algo tiene el agua cuando la bendicen.

Deseo subrayar una advertencia de Mori al principio de su texto para quienes están satisfechos en su religión, que dice: “si eres de este tipo de cristiano y creyente, no empieces a leer estas páginas: ¡este libro no es para ti! El autor “.

Me sirve este epílogo para declarar mi verdadera intención al escribir este artículo. Intento una doble finalidad: ante todo agradecer a los posteístas su aportación para facilitar y hacer algo más racionales los contenidos del cristianismo y, en segundo lugar, animar la autoestima de muchos cristianos y cristianas que con su lectura no “han tirado al niño (o a la niña)” sino que son capaces de aportarle la racionalidad de este momento cultural.

Para finalizar, aporto una experiencia a quienes en estas consideraciones  se declaran  defensores de una espiritualidad y detractores de las religiones. Les pregunto ¿no habéis sentido una experiencia de espiritualidad cuando habéis practicado la religión en espíritu y en verdad?

En fin, no hace falta releer todo esto para ver que defiendo el equilibrio que se da cuando profundizamos en los temas y  prestamos atención a las diferencias, que,  como en ecología, defendemos conservar la diversidad. El impacto actual del posteismo me suena al parto de los montes, que la mayoría de los cristianos ya teníamos deconstruido y es la catequesis la que necesita pedagogía y verdad.

 

Sevilla 6 de febrero 2022

 

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