NOTA: presentamos aquí esta propuesta porque apoyamos a esta plataforma a la que pertenecen mayoría de miembros de nuestro colectivo
POR UNA IGLESIA POSIBLE Y NECESARIA EN ESPAÑA
Propuesta al Sínodo desde la experiencia de Redes Cristianas
(28 de marzo de 2022)
Presentación
* Los grupos de Redes Cristianas acogemos la invitación del papa Francisco, participando
y ofreciendo nuestra propuesta al Sínodo de la Sinodalidad desde nuestra propia
experiencia como Iglesia.
* Redes Cristianas nace en 2006 como un amplio espacio de coordinación de colectivos
católicos de ámbito estatal, con talante crítico y propositivo, inspirado en el Evangelio y
en el espíritu del Vaticano II.
“Ante la compleja situación que están atravesando lasociedad y la Iglesia —que entendemos como consecuencia de un cambio radical de
civilización, frecuentemente ignorado por estas instituciones— hemos decidido
coordinarnos para actuar con mayor eficacia y responsabilidad, según las exigencias y
posibilidades de nuestros días. Como seguidores de Jesús de Nazaret nos proponemos
anunciar con alegría la Buena Noticia del Reino, presente ya como semilla en este mundo
y en la Iglesia, pero abierto a su plenitud en el futuro. Pretendemos ser otra voz crítica
y alternativa y coordinarnos para dar una respuesta conjunta en pro de la
transformación democrática de la Iglesia y de la sociedad”. (Carta de Identidad de Redes
Cristianas).
* La perspectiva para situarnos en la sociedad y la Iglesia españolas está condicionada
por nuestra experiencia, tanto de los pueblos y barrios populares en que vivimos, como
de sus horizontes culturales y científico-técnicos. Esa experiencia, y el compromiso con
los movimientos socio-políticos que luchan por conseguir unas condiciones dignas de
vida para las mayorías sociales, así como con sus ámbitos culturales, determinan las
actitudes y propuestas que exponemos a continuación.
* En el Anexo1 figura la lista detallada de todas las comunidades, grupos y colectivos
católicos que firmamos este documento.
I. VER
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Se le acercaron entonces los fariseos y saduceos y, para ponerle a prueba,
le pidieron que les mostrase una señal del cielo. Mas él les respondió: “Al
atardecer decís: ‘Va a hacer buen tiempo, porque el cielo tiene un rojo de
fuego’, y a la mañana: ‘Hoy habrá tormenta, porque el cielo tiene un rojo
sombrío.’ ¡Conque sabéis discernir el aspecto del cielo y no podéis discernir
las señales de los tiempos! (Mt 16,1-3).
a. Sombras que están afectando al interior de la iglesia que está en España
Aquellas expectativas de los años 60 y siguientes sobre la Iglesia como “Pueblo de Dios”,
presente en medio de la sociedad para ayudar a descubrir el sentido de la propia
existencia y servir a la humanidad en su proceso de liberación se han visto defraudadas.
Hemos vivido evidentes dinámicas involucionistas: creciente jerarquización, obsesión
enfermiza por la ortodoxia y los ritos, y, sobre todo, defensa de la propia institución
frente a los reclamos que la sociedad, especialmente a través de sus miembros más
vulnerables, le ha ido presentando. No somos pocas las personas que consideramos que
el devenir de la Iglesia católica en los últimos 50 años ha contribuido abiertamente a
consolidar una imagen del cristianismo como una religión de creencias, de normas y de
poder, lejos del mensaje liberador de Jesús de Nazaret.
Estas dinámicas, en las que todos los y las fieles tenemos algún grado de
responsabilidad, tienen su origen y su centro de gravedad principalmente en las
instituciones que conforman el ‘aparato de poder’ eclesiástico, tanto en el ámbito local
como en el central de la Santa Sede. Y derivan, entre otras causas de orden ideológico e
histórico, del inaudito hecho —profundamente antievangélico— de que el centro de la
Iglesia católica, el Vaticano, continúe siendo un Estado, con sus intereses y múltiples
andamiajes de autoprotección. Con sus bancos, sus funcionarios y hasta su simbólico
ejército. No en vano, el papa todavía se relaciona con los líderes políticos de otros países
como jefe de Estado, y se sirve de embajadores en todos los países, a los que llama
nuncios. Esto, que puede tener su justificación histórica en el pasado, es hoy causa de
Señalamos en este primer apartado crítico (y autocrítico) las sombras que nos afectan
a toda la Iglesia española. También a nosotras y nosotros que, por opción, estamos en
las periferias, aunque somos conscientes de que la mayor responsabilidad recae en la
jerarquía.
Destacamos, desde el espíritu evangélico de la corrección fraterna, las pretensiones de
esta Iglesia de ponerse al lado del poder, sus vacíos, exclusiones y rechazos internos, y
aun sus apropiaciones materiales nada ejemplares.
Desde el primer momento queremos dejar claro que este señalamiento no desconoce ni
olvida las otras muchas luces y obras extraordinarias que la Iglesia católica española ha
realizado y sigue haciéndolo en nuestros días.
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escándalo, pues habla elocuentemente de la Iglesia católica como institución de poder
y colisiona con la radical actitud de servicio que propone el Evangelio de Jesús.
Los negativos efectos de estas dinámicas eclesiásticas están a la vista de toda la
ciudadanía en España —ya se trate de creyentes, agnósticos o ateos— y resultan
dolorosos para quienes intentamos modestamente seguir a Jesús. A nadie se le oculta
el enrocamiento refractario de la Iglesia ante materias que constituyen valores
esenciales en el siglo XXI, como, por ejemplo:
* Su pretensión de uniformidad ante la enorme diversidad cultural, social, política y
geográfica de las y los fieles. Una uniformidad que responde a un discurso anclado en
principios filosóficos y morales propios del medioevo, refractario a los valores éticos y
antropológicos de la modernidad. Todo esto se traduce en un desprecio a la
horizontalidad, falta evidente de democracia interna.
* Su inmovilismo doctrinal en algunas materias muy superadas hoy día por la ciencia y
la hermenéutica y su inmovilismo moral frente al desarrollo de una conciencia ética
universal, que reconoce como derechos el divorcio, el aborto, la eutanasia, los
matrimonios del mismo género y los increíbles avances de la bioética, etc.
* Su actual división en estamentos verticales y desiguales ante el poder —los clérigos
acaparan los tres poderes de gobernar, enseñar y santificar—, que, en el contexto de la
horizontalidad democrática actual, ahuyenta la corresponsabilidad e impide una Iglesia
de iguales.
* Resultan particularmente dolorosas, por el anacronismo que suponen en nuestro
contexto, sus actuales exclusiones: principalmente de las mujeres —con las que
mantiene una tan injustificada desigualdad con los varones que la convierte en uno de
los reductos más reaccionarios y alejados de la mentalidad del siglo XXI—, del colectivo
LGTBIQ+, de personas divorciadas que desean casarse por segunda vez o recibir los
sacramentos, de pensadores y teólogos/as represaliados/as y sacerdotes secularizados;
y sus vacíos clamorosos como la ausencia de jóvenes y el rechazo general de la
modernidad y de la ciencia.
b. Sombras que está proyectando esta Iglesia hacia afuera
Los obispos denuncian "una gran mutación social" en la que, según ellos, "crece la
desconfianza y el enfrentamiento". Podemos estar de acuerdo con esta lectura, pero
consideramos que, con demasiada frecuencia, en sus análisis se limitan a culpabilizar al
resto de la ciudadanía de estas situaciones. Difícilmente reconocen la responsabilidad
de la propia Iglesia en la desconfianza, el enfrentamiento y polarización que estamos
sufriendo en la sociedad española. Algunos datos:
* El estatus de privilegio, jurídico, social y político del que goza nuestra Iglesia a causa
del Concordato heredado del franquismo y plasmado en los Acuerdos entre la Santa
Sede y el Gobierno español de 1979, en plena discordancia con los principios
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democráticos que inspiran nuestra Constitución. —Privilegios que siguen siendo
reivindicados casi a diario por la jerarquía de la Iglesia como derechos históricos, a la vez
que ella incumple descaradamente los compromisos allí asumidos, como el de
la autofinanciación—. Dichos Acuerdos constituyen un anacronismo inexplicable en un
Estado que se proclama “aconfesional” y un agravio comparativo con el resto de
confesiones religiosas e instituciones civiles. Son privilegios injustificables, por ejemplo,
la presencia obligada de la religión católica en la escuela pública, la anacrónica asistencia
religiosa en las fuerzas armadas, en los hospitales y las cárceles; las injustificables
exenciones del IBI, IAE, Patrimonio, etc.; la existencia de la casilla a favor de la Iglesia en
las declaraciones del IRPF; las múltiples aportaciones económicas otorgadas por diversas
administraciones públicas para actividades y sostenimiento de la Iglesia que, sumadas a
las exenciones tributarias señaladas, llegan a superar los 12.000 millones de euros cada
año. Todo esto le resta testimonio y legitimidad moral.
* Menos comprensible resulta aún la apropiación o inmatriculación que esta Iglesia ha
venido haciendo de unos 100.000 bienes inmuebles desde 1946 al amparo de leyes
ilegítimas, previas o contrarias a la misma Constitución. Ante el crecimiento exponencial
de la exclusión y la pobreza, nos avergüenza conocer que la Iglesia posee alrededor del
80% de los bienes histórico-culturales de este país. Con esta ingente acumulación de
bienes en inmobiliario y finanzas, no se entiende que pueda decirse ‘pobre entre los
pobres’ y difícilmente se puede advertir coherencia en la defensa de los DD. HH.
* Tampoco se entiende fácilmente su resistencia, salvo en casos aislados, a investigar a
fondo el escándalo de la pederastia por parte del clero, llegando incluso a denunciar a
instituciones civiles que lo han documentado fehacientemente y haciendo oídos sordos
a las disposiciones del papa Francisco y las decisiones de otras conferencias episcopales.
A su vez, es inexplicable su cerrada defensa del celibato obligatorio para los clérigos, así
como el mantenimiento del sistema de formación en seminarios casi vacíos, cuyas
carencias en el ámbito sexual y afectivo evidencian esta triste problemática
* Resulta difícil de entender y asumir el posicionamiento ético y político de la Iglesia
jerárquica española al lado de las fuerzas más reaccionarias (xenófobas, racistas,
homófobas, misóginas, machistas, patriarcales, etc.) del país. Llaman la atención sus
ausencias o inhibiciones ante problemas sociales que afectan a sectores débiles de
nuestra sociedad. Así, por ejemplo, en el debate sobre la reforma laboral, en la lucha
por el derecho a una vivienda digna o los derechos de asilo e integración social de
inmigrantes y refugiados. En este último caso, y a pesar de la ejemplar respuesta de
algunas parroquias y otras entidades religiosas, la postura dominante de la jerarquía ha
sido más de inhibición (ninguna denuncia de la ley de extranjería, por ejemplo) y de
desconfianza o de sospecha (“no todo lo que llega es trigo limpio”) que de ayuda
samaritana. Si la Iglesia pusiera a disposición de la acogida de inmigrantes algunos de
los innumerables edificios que tiene vacíos (albergues, residencias, seminarios, etc.), no
habría inmigrantes en situación de indigencia en este país. Todo ello sin restar un ápice
a la responsabilidad del Estado.
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* Si hay un signo de los tiempos evidente desde el siglo pasado es la igualdad de la mujer
a todos los efectos en la sociedad civil. La Iglesia institución mantiene la desigualdad
quedando así completamente rezagada y alejada de la mentalidad del siglo XXI. Sigue
negando la realidad de tantas comunidades y parroquias en las que las mujeres son
esenciales por su entrega y compromiso.
* Y es igualmente reprobable el sectarismo de los Medios de Comunicación Social de
titularidad eclesiástica, que no se caracterizan precisamente por difundir la Doctrina
Social de la Iglesia y del papa Francisco, sino que actúan alineados con posiciones
políticas reaccionarias que justifican e incluso favorecen la desigualdad entre las
personas y la falta de cuidado y de aprecio a la naturaleza. Con harta frecuencia, crean
crispación y violencia, enfrentando a nativos con migrantes y a unas regiones del Estado
con otras. Esta línea de actuación es, a todas luces, contradictoria con el Evangelio de
las buenas noticias.
II. JUZGAR
1. Textos del Nuevo Testamento
* Se subió a la barca con sus discípulos y fue derecho a la región de
Dalmanuta. Salieron unos fariseos y empezaron a discutir con él,
exigiéndole, para tentarlo, una señal del cielo. Dando un profundo suspiro
dijo: “¡Cómo!, ¿esta generación exige una señal? Os aseguro que a esta
generación no se le dará señal, (Mc 8, 10-12).
* Las decisiones se toman con la escucha comunitaria de la realidad y el
diálogo para interpretar los signos que esa realidad nos ofrece: “Llegados
a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos,
y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. Después de
mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: vosotros sabéis que los
gentiles han oído por mi boca la palabra del evangelio y han creído. Dios,
que conoce los corazones, les dio el Espíritu Santo lo mismo que a
nosotros. Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda
El discernimiento cristiano que podemos hacer de la imagen de Iglesia que hemos
esbozado lo realizamos fundamentalmente desde las grandes constituciones Lumen
Gentium y Gaudium et Spes del Vaticano II que constituyen las bases de la Iglesia
universalmente querida y afirmada para nuestro tiempo. Sin olvidar las aportaciones
del papa Francisco (Evangelii Gaudium, Laudato Si, Amoris Laetitia, Fratelli Tutti) que
tratan de actualizar el Vaticano II a nuestros días. Finalmente, con toda modestia y sin
renunciar a la autocrítica nos apoyamos en nuestra propia experiencia de más de 50
años tratando de hacer “una Iglesia posible”.
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la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y
Bernabé… (Hechos, 15).
2. Desde el Vaticano II
a) Pueblo de Dios y la Comunidad de Base como referentes principales de la Iglesia
* La Lumen Gentium del Vat. II nos invita a superar la “Iglesia de cristiandad” que, desde
el siglo IV (Constantino) estableció una “Iglesia de desiguales”: abandonando la
comunidad y estableciéndose en parroquias y diócesis; constituyendo una jerarquía de
varones detentadora de los tres grandes poderes (gobernar, enseñar y santificar) como
único referente de Iglesia.
* Y realizó dos giros copernicanos para superar este modelo prevaticano:
1º Reconocer como referente primero de la Iglesia el pueblo de Dios (comunión de
creyentes, comunidad de iguales y diferentes tareas, servicios o ministerios). En este
sentido, el Vaticano II, inspirado en el NT, no presenta la asamblea eclesial como una
asamblea anárquica, sino estructurada por responsabilidades y ministerios, incluidos los
de gobierno, a los que se accede por discernimiento y elección comunitaria para
ejercitarlos no con talante dominante y autoritario, sino en escucha y diálogo
permanente con la comunidad según el principio evangélico recogido por Marcos 10,
42-44: El que quiera hacerse grande entre vosotros ha de ser servidor vuestro, ha de ser
siervo de todos.
2º Reconocer y promover a las “pequeñas comunidades locales” como sujetos
detentadores de todos los elementos que constituyen una Iglesia plena, la Iglesia de
Jesús. (Para el teólogo Rahner esta es la mayor apuesta revolucionaria del Vaticano II,
es decir, el paso “de la gravitación de la Iglesia local en torno a la Iglesia universal, a la
consideración de la Iglesia local como centro de gravitación de la Iglesia universal”).
b) Iglesia de puertas abiertas, hacia fuera o en el mundo, lugar propio de su existencia
y presencia
* La comunión es nota constitutiva de la Iglesia, la sinodalidad lo es de su
funcionamiento. Se trata de “caminar con otros/as”, como pueblo, al encuentro del
Padre, construyendo su Reino de verdad y justicia y haciéndolo al estilo evangélico. No
vale cualquier comunión ni cualquier sinodalidad
* El Concilio Vaticano II en la Constitución Gaudium et Spes, sobre la Iglesia en el mundo,
supo interpretar cómo se concreta la construcción del Reino en sus propias
circunstancias. Y sigue ofreciendo orientaciones que, traducidas a nuestro momento,
pueden ayudarnos a discernir el modo de presencia de la Iglesia en el mundo actual.
* Así, por ejemplo, apostó por la unión de la Iglesia con toda la familia humana y su
disposición al diálogo y servicio a toda la humanidad; su apertura a los nuevos signos de
los tiempos, singularmente a la ciencia y la tecnología; la atención a los cambios
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sociales, políticos, morales y religiosos; la atención a los desequilibrios y divisiones
causadas por la demografía y la economía; la aspiración a la justicia en los pueblos
empobrecidos y en estamentos como las mujeres, los grupos diferentes, emigrantes y
excluidos; la apertura a los grandes interrogantes (dolor y muerte) del ser humano, etc.
*Hoy día hubiera puesto mayor empeño, como lo está haciendo el papa Francisco, en
la conservación del planeta y en la creciente división social: el escándalo de la
desigualdad creciente, a pesar del crecimiento de la riqueza global, de lo que llama el
descarte injustificable de grandes sectores de la familia humana.
3. Desde el Papa Francisco
* No hay ni debe haber muros en la Iglesia católica, es la convivencia de la diversidad,
(Primer clamor del Papa en Chipre, 2021/12/02).
* Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una
Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades,
(Evangelii Gaudium, 49).
* Las demás instituciones eclesiales, comunidades de base y pequeñas comunidades,
movimientos y otras formas de asociación, son una riqueza de la Iglesia que el Espíritu
suscita para evangelizar todos los ambientes y sectores, (Evangelii Gaudium, 29).
4. Desde nuestra experiencia en comunidades e Iglesia de Base
a) Nos hemos ido organizando “desde abajo”: hemos intentado superar la división y
desigualdad que impone el clericalismo construyendo comunidades de iguales sin
exclusiones de ningún tipo compartiendo muchas de las tareas o servicios que necesita
y puede prestar cada comunidad hacia dentro y hacia fuera de sí misma haciéndonos
presentes y en diálogo con mucho de lo que se mueve fuera de la Iglesia (pobres y
modernidad).
b) Las claves del testimonio profético de nuestras comunidades podemos resumirlas en
estos cuatro apartados: opción por los pobres, presencia profético-liberadora en la
sociedad y en la Iglesia, edificación de comunidades libres y corresponsables, y forma
democrática de organizarnos en comunidad y con el resto de comunidades.
5. Desde los principios e instituciones jurídicas civiles
Desde estas instancias que pertenecen, como valores adquiridos, a la cultura sociocultural y política de nuestras sociedades, creemos que la opción por los pobres —que
la Iglesia proclama como constitutiva de su acción evangelizadora— no puede
desentenderse de la difusión, defensa y cumplimiento de valores como la “Declaración
Universal de las Derechos Humanos” (ONU 1948) —aún no suscrita por la Iglesia
católica— o el “Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales”
(ONU 1966) y tantos otros.
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III. ACTUAR
Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus
posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la
necesidad de cada uno, (Hch 2,44-45).
Queridos hermanos y hermanas, necesitamos una Iglesia paciente. Una
Iglesia que no se deja turbar y desconcertar por los cambios, sino que
acoge serenamente la novedad y discierne las situaciones a la luz del
Evangelio, (Primer clamor del papa en Chipre, 2021/12/02).
a) Nuestra propuesta de Iglesia hacia dentro
Siguiendo —como ya hemos dicho— la inspiración de las y los primeros cristianos
reflejada en el NT, las luminosas aportaciones del Vaticano II, del Papa Francisco y la
experiencia larga de Iglesia posible que tenemos, nuestra propuesta se resume en dos
actitudes básicas concentradas en las dos palabras siguientes: koinonía y diaconía. Es
decir, pensamos en un colectivo concreto de seguidoras y seguidores de Jesús que están
intentando hacer la difícil, pero entusiasmante experiencia de “poner en común” sus
sueños y todo lo que su situación personal y el contexto social en el que viven les
permite, y de asumir responsable e igualitariamente (según su capacidad) las tareas y
servicios que dicho colectivo necesita para articularse al interior de sí mismo y hacia
fuera, hacia la sociedad en la que vive.
Pensamos y tenemos experiencia de que esta propuesta de Iglesia es posible:
* Organizándonos como sociedad de iguales, superando en igualdad la misma
formalidad democrática que ya estamos realizando en la sociedad civil. Como dejó
escrito Pablo en Gálatas 3, 28 donde “ya no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni
hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” [pongamos papaobispos-sacerdotes-laicos, varones-mujeres, LGTBIQ+, etc.]. Ante esta consecuencia
directa del Evangelio proclamada por Pablo, ya no se puede mantener, en el mundo de
hoy, una Iglesia de clases y corporativismos donde el poder anacrónico se reparte solo
Con el corazón y la mirada puestas en el Evangelio y basadas en el Vaticano II, en las
cartas y encíclicas del papa Francisco y en nuestra propia experiencia, queremos
proponer, con modestia, pero con verdad, el modelo de Iglesia en el que creemos y el
que hemos tratado de hacer posible durante más de 50 años. Reconocemos que no
todo ni siempre ni en todas las experiencias de comunidad hemos podido llegar al ideal,
pero estamos seguras y seguros de que, desde el Espíritu de Jesús, lo que proponemos
es posible.
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entre varones y al margen de la formalidad democrática. Todo lo que puede hacer un
varón en nuestras comunidades es igualmente posible y apropiado para la mujer y, por
tanto, la Iglesia debe incorporar a la mujer [y a las otras personas diferentes] a todas sus
funciones, tanto de reflexión, como de gobierno y de celebración.
* Acogiendo y asumiendo como parte importante de sí misma, llenando sus clamorosos
vacíos actuales, a personas y colectivos que discrepan del pensamiento teológico y
moral único, de las prácticas litúrgico-pastorales uniformes, de la espiritualidad única,
etc., como, por ejemplo, Redes Cristianas (con todas las Comunidades de Base, los
grupos críticos y colectivos que firmamos este documento).
* Aplicando en el propio funcionamiento de la Iglesia las orientaciones de doctrina social
que propone para la sociedad en su conjunto. Orientaciones sobre democracia, papel
de la mujer, derechos de los trabajadores, etc.
* Fomentando celebraciones cristianas vivas y creativas, donde todas las personas
puedan participar; porque toda la comunidad es la que celebra y lo hace con
naturalidad, sin vestimentos ni ritos extraños, sin necesidad de recintos sagrados, ni
protagonismo de ningún celebrante. La horizontalidad en estas celebraciones conlleva
un cuestionamiento de la figura del sacerdote-presidente, como ser investido de
poderes sagrados, para subrayar el protagonismo ministerial de la comunidad en su
conjunto. Una organización que, reconociendo la pluralidad de carismas, supere a la vez
cualquier jerarquización de los ministerios. Y siempre haciendo iluminar la Palabra de
Dios sobre la realidad social que nos rodea, pero respetando y haciendo presente lo
esencial, el mandato de Jesús: "haced esto en memoria mía". No repetimos un rito, sino
un proyecto y un estilo de vida, el de Jesús. Y todo ello en clave de fiesta, con nuestros
cantos y guitarras y compartiendo la comida como hermanos.
b) Nuestra propuesta hacia fuera
La Iglesia está llamada a situarse en la sociedad como una institución más entre otras, y
sus miembros, invitados a actuar codo a codo con todos los que trabajan por un mundo
más justo, comprometidos con los Derechos Humanos y la justicia social, como proclama
el Evangelio. Y su fuerza ha de descansar tanto en el testimonio de lo que hacen y viven
como en la consistencia humana y cristiana de lo que proponen. En concreto, apostamos
por una Iglesia:
* Capaz de vivir en el contexto de una sociedad laica y fuertemente secularizada:
reconociendo que la católica ya no es “la religión oficial y única del Estado”; renunciando
voluntariamente a todos los privilegios que suponen un agravio comparativo con el
resto de instituciones sociales, renunciando decididamente a los Acuerdos firmados por
el Estado con la Santa Sede en el 1979; reconociendo y pidiendo perdón por su
complicidad con el levantamiento, la guerra civil y con el régimen político a que dio lugar,
pagando a la Hacienda pública, mientras no se desprenda de ellas, los impuestos que
acompañen a sus actividades financieras y comerciales, etc.
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* Dispuesta a aceptar que el inmenso depósito cultural y espiritual que atesora no puede
fijarla en un pasado irrepetible, sino que la está empujando a seguir haciendo historia
con toda la humanidad. En este sentido, no puede seguir volviendo la espalda a la
modernidad y al diálogo con las nuevas ciencias y tecnologías, tampoco a su caminar
con el resto de confesiones religiosas y civiles que apuestan por la dignidad del ser
humano.
* Resuelta a devolver a la sociedad civil —dado el enorme escándalo que está causando
en nuestros días— todos los bienes histórico-culturales que ha inmatriculado durante
más de 70 años al amparo de unas leyes nacidas bajo la dictadura franquista o
abiertamente inconstitucionales. Este desprendimiento de lo que no es suyo podría ser
un buen signo, entre los pobres y la sociedad donde ha perdido mucho prestigio, de otro
modo de estar en la vida y en la historia.
* Comprometida a romper con la permisividad, el encubrimiento y la desidia que ha
mantenido la jerarquía española sobre la pederastia, a pedir perdón y apoyar una
investigación exhaustiva, imparcial y sincera que saque a la luz los abusos sexuales del
clero y establezca medidas eficaces de reparación al ingente número de víctimas de este
delito.
c) Un modelo de Iglesia posible en nuestra sociedad secularizada
Tenemos conciencia de que la actual organización de la Iglesia en España —realizada
tradicionalmente desde el lugar/espacio como criterio de mayor proximidad a las
personas (diócesis, parroquias)— está siendo cada día menos eficaz y menos simbólicotestimonial. La parroquia, salvo para el servicio de caridad y como banco de alimentos,
está dejando de ser, en muchos casos, un referente importante de espiritualidad para
los ciudadanos y ciudadanas de hoy.
En este sentido, e inspirándonos en otras experiencias similares, desde Redes Cristianas
apoyamos/proponemos organizarnos como espacios autogestionados, vinculados
entre sí y en comunión esencial con la Iglesia universal.
Dichos espacios podrían ser lugares de encuentro, de oración, celebración, formación,
reflexión y programación, etc. de la actual diversidad de personas y colectivos cristianos
que existen en el barrio o en la ciudad. Su hoja de ruta podría ofrecer teórica y
prácticamente un nuevo rostro de la comunidad de creyentes, siguiendo el modelo de
Iglesia-comunidad que Jesús de Nazaret pretendió, y hacerse presente en la sociedad a
través del compromiso sociopolítico de sus miembros, contribuyendo así a hacer
realidad el Reino de Dios en la historia.
Además de la posibilidad de encuentros entre las y los diferentes, estos centros
facilitarían un mejor conocimiento que supere la actual división y distanciamiento
general que existe entre las diversas familias (instituciones) cristianas; y también, de
acogida y diálogo con otros colectivos del barrio que están trabajando por dignificar la
condición de todos los seres humanos.
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Supongamos/imaginemos un lugar de encuentro con una sala multiusos y diversos
espacios donde los diferentes grupos (infancia, juventud, personas adultas y ancianas)
puedan reunirse y programar sus actividades: celebración, de atención a los pobres,
artístico-culturales, etc. articulación de comunidades y con otros centros… En fin… ¡Para
soñar!
ANEXO 1
COLECTIVOS DE REDES CRISTIANAS
Medios de Comunicación: (Alandar, Ciberiglesia, Eclesalia, Encrucillada, Éxodo,
Humanizar, Irimia, Reinado Social, Portal Atrio, Tiempo de Hablar, Utopía)
Asociación de Teólogas y Teólogos Juan XXIII
Católicas por el Derecho a Decidir
Centro Evangelio y Liberación
Comisión Cristiana del Área de Asuntos Religiosos de la FELGTB (Federación Estatal
de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales): (grupos de Asturias, Cantabria,
Euskadi, La Rioja, Madrid, Albacete, Valencia, Alicante, Murcia, Málaga, Cádiz, Jerez de
la Frontera, Gran Canaria)
Comunidades Cristianas CEMI
Comunidades Cristianas Populares: (Albacete, Andalucía, Alicante, Asturias, Cataluña,
Euskadi, Galicia, La Rioja, Madrid, Murcia, Navarra, Talavera, Toledo, Valencia,
Valladolid, Zaragoza)
Comunidades de Base de Gijón
Comunidades de Base de la Región de Murcia
Comunidad Pueblo de Dios
Coordinadora de Comités Oscar Romero del Estado Español
Coordinadora de Crentes Galegos: (HOAC de Vigo, comunidades de base de Santiago,
A Coruña, Lugo, Ferrol y Vigo, Somos Iglesia de Galicia, Mulleres Cristiás Galegas,
Movemento Rural Cristián, Vangarda Obreira, Grupo de Curas Galegos, Grupo de
Sábados Bíblicos, Asociación Irimia, Escola de Espiritualidade, Comunidade Home
Novo)
Corriente Somos Iglesia
Cristianas y Cristianos de base de Madrid
Cristianisme al Segle XXI
Cristianos en Red (Valladolid): (CCP, Justicia y Paz, Fe y Desarrollo, Shemá, Wounaan)
Xarxa Cristiana: (Dones Creients, Grup d’Assumptes Religiosos del Col·lectiu Lambda
Comunidad Ciento Volando, Grup Cristià antimilitarista, Católicas por el derecho a
decidir de la Comunidad Valenciana, Atrio, CVX Comunitat Ignacio Ellacuría, Grup de
Rectors del Dissabte, Moceop-Valencia, Comunitats Cristianes Populars (CCP): Jesús
Obrer-Sant Maur, Natzaret, Port de Sagunt, Benicalap-Ciutat Fallera, Manises, Grup de
Mar y Comunitat L’Esperança, Associació Bisbe Climent (Castelló),Asociación de Laicos
Vaticano II (Castelló), Cristians i cristianes de base de Castelló, Comunitat de Turballos
(Alacant))
Cristianos por el Socialismo
Federación de Mujeres y Teología
Comunidades Cristianas Fe y Justicia (País Vasco),
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Foro Curas de Madrid
Foro Gaspar García Laviana
Fraternidad Secular Nacional Carlos de Foucauld
Grupos cristianos de Tenerife
MOCEOP
Redes Cristianas de Extremadura
Voces Cristianas de Sevilla
Convocatoria de Iguales ("Findes")
Laicos misioneros de la Consolata
28 de marzo de 2022
Redes Cristianas, www.redescristianas.net
colectivos@redescristianas.net
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