martes, 24 de octubre de 2017

Textos del Finde octubre (4 de 7)


     Sobre el libro de Thomas Merton.  Gandhi y la no violencia.

 El Gigante de un solo ojo.
 El hombre blanco, dijo  Laurens Van Der Post, en su libro”The Dark Eye in África”, llegó a África  (y  Asia y América, para el caso) como un gigante de un solo ojo, llevando consigo la ceguera y la escisión que le caracterizan, que son, al mismo tiempo, su fuerza, su tormento y su ruina. Con su mente aislada y escrutadora, el hombre occidental dominaba los conceptos y las abstracciones.

Era el rey de la cantidad y el conductor de aquellas fuerzas sobre las cuales el conocimiento cuantitativo le confería una supremacía carente de comprensión. Y al gobernar la materia sin comprenderla, contemplaba su yo corporal como un objeto comprensible. El gigante de un solo ojo poseía una ciencia carente de sabiduría, e irrumpió en unas  civilizaciones antiguas que (como el Occidente medieval) tenía sabiduría sin ciencia. Una sabiduría trascendente y unitaria; una sabiduría que habitaba al mismo tiempo en el cuerpo y el espíritu y que hija del mito y de la contemplación, más que del experimento científico, abría la puerta a una vida en la que el individuo no se perdía en el cosmos y en la sociedad, sino que se encontraba en ellos.
Cierto es que ni las antiguas sabidurías ni las ciencias modernas son algo completo en sí mismo. No se sostienen por si solas, la una llama a la otra. La sabiduría carente de ciencia no puede captar en toda su extensión, el significado del cosmos.  La ciencia sin sabiduría mantiene al hombre esclavizado en un mundo de objetos inconexos, en el que le resulta imposible descubrir un orden y un sentido+. La vocación del hombre moderno fue propiciar su unión. Pero el matrimonio encalló  en las rocas del dualismo del hombre blanco y de la inercia de la incomprensión de las sociedades primitivas.
 Está claro que si la unión de ciencia y sabiduría no ha llegado no es porque Oriente no haya escuchado a Occidente. Occidente no ha sido capaz de escuchas a Oriente, ni a África ni a la América primitiva. De resultas de ello las antiguas sabidurías se han sumido en el descrédito y ni siquiera Asia se escucha ya, a sí misma. La escisión, el dualismo de la mente europea se ha universalizado.
A mediados del siglo XX algunos autores (Whyte, Coomaraswamy) afirmaban que  Oriente y Occidente están en una encrucijada, únicamente porque  Occidente esta “determinado” a seguir avanzando hacia nadie sabe dónde, y a este viaje errático lo llama “progreso”-  Hoy día no sólo es Occidente quien está “determinado” en su viaje sin rumbo; todos, hasta los recientes naciones africanas, están  embarcadas en la misma posición.
Y se trata siempre de lo mismo es una crisis de “cordura”- Los problemas de las naciones son los problemas de las personas y todos estamos mentalmente perturbados. Y esta falta de cordura se extiende en Oriente y Occidente. Hoy esta falta de cordura atañe a toda la humanidad.
Naturalmente se han producido  intentos aislados de  conciliar Oriente y Occidente y aquí nos detenemos en la figura de Gandhi.  El descubrió Oriente a través de Occidente.  Como otros muchos indios, Gandhi en su juventud, recibió una educación totalmente occidental, renunciando en gran medida a su tradición, creencias y hábitos. Hablaba, pensaba y actuaba como un perfecto inglés sin serlo. Era un asiático alienado, confundido por la superioridad de Occidente.
Pero pasado un tiempo de deslumbre por lo occidental, Gandhi redescubrió la India, volvió su mirada y su corazón  a la India y vio lo que había allí en realidad: su propia tradición y su propia religión hindú y el sufrimiento de su pueblo. Y  se descubrió a sí mismo y descubrió que algo bueno había en Occidente y algo bueno había en Oriente. Fue un hombre “universal”. Un hinduista que también  tomo del cristianismo  lo que le pareció relevante
Una de  las grandes lecciones de la vida de Gandhi es que a través de las tradiciones espirituales de Occidente y su fidelidad a su propia herencia hinduista , mostro que existen valores esenciales e indiscutibles (religiosos, éticos, espirituales, filosóficos) que el hombre ha necesitado en todas partes; valores sin los cuales no puede vivir; valores que ahora en nuestra época le resultan hasta tal punto ajenos que no sabe afrontar la vida  de manera plenamente humana, corriendo el riesgo de destruirse totalmente.
Hay una “ley natural”  una “espiritualidad natural” que es universal y que siempre ha acompañado a la humanidad y que acompaño a Gandhi.
Para redescubrir la India Gandhi no se fue a las bibliotecas ni a los textos hindúes, viajo por su país y se identifico con su pueblo sufriente.  No se identifico con las clases superiores de India occidentalizadas, ni con la casta brahmánica, se identifico con las masas hambrientas y los “intocables”.
Gandhi se dio cuenta de que el pueblo de la India despertaba en él. Las masas que habían permanecido en el más absoluto de los silencios durante miles de años habían encontrado en él su voz. No era solo una cuestión de yoga  o de disciplinas espirituales para su propia perfección, no fue la espiritualidad india lo que le conmovió, fue la propia India.  Y ese despertar indio era “universal” era el despertar de un nuevo mundo.  Era diferente a los despertares totalitarios y nacionalistas tanto de Occidente como de Oriente. No era un despertar de odio, intolerancia, acusación o división.  Su despertar era un puente tendido a la paz, el amor  y la unidad. Gandhi creyó que este espíritu tenía fuerza suficiente  para curar la división sin violencia.
Tal como Gandhi entendía la no-violencia no era simplemente una táctica política, útil para liberar a su país de la dominación británica. Por el contrario, el espíritu de la no-violencia surgió de una realización interna de unidad espiritual en sí mismo.  El concepto gandhiano de acción no violenta es incomprensible si se piensa como un medio para lograr la unidad y no como el fruto de la unidad interna (de la persona) ya lograda. Esto no ocurrió en muchos de sus seguidores que no habían alcanzado la unidad interna que él había alcanzado y entendieron la no-violencia como un medio, una técnica útil para conseguir un fin práctico, esto es un fraude de la  no-violencia, fruto de la libertad interior.
Para Gandhi, lo más importante de todo era la unidad interior, que es lo que nos da libertad personal  y que por consiguiente la libertad de la India era una consecuencia de esta unidad y libertad interior de cada indio.
Observemos  este pensamiento de crucial importancia, que la vida espiritual interna no es un asunto  privado (al contrario de lo que se viene diciendo en Occidente, y de aplicación también a nuestro grupo de findes)??? La vida espiritual de una persona que profundiza calladamente en su propio ser, entra en comprensión y en comunión con el espíritu de su semejantes de su pueblo y en esa medida debe comprometerse en la lucha de su pueblo, en busca de la justicia y de la verdad, junto con sus hermanos.
Por eso la vida de Gandhi  era eminentemente activa y no contemplativa, pero supo mantener la contemplación suficiente para mantenerse  la verdad y la libertad en todas sus acciones
La libertad de la India para Gandhi era un deber espiritual para la India y para toda la humanidad. Puesto que para él la liberación de su país de la tiranía, la miseria y la violencia era un paso para que toda la humanidad se liberase. Es una de sus frases “cuando  la práctica de la no-violencia  (ahimsa) sea universal. Dios reinara en la Tierra como lo hace en el cielo.
Para Gandhi la  no-violencia pertenecía  a la naturaleza misma de la vida política (no era marginal o fanatismo religioso) una sociedad cuyas políticas son con frecuencia violentas inarticuladas e irracionales  es una sociedad infrahumana, esto lo aprendió Gandhi pronto en Sudáfrica. Para Gandhi, la no-violencia en nombre de los miserables y de la libertad, era dar testimonio de la principal verdad del hinduismo: “La creencia en que TODA la vida (no solo de los seres humanos, sino de todos los seres “sintientes” que diría mi peculiar amiga Karin) es una; es decir, toda la vida procede de la única fuente  universal, bien sea Ala, Dios… o energía.
Para Gandhi, una sociedad que su desarrollo se fundamenta en la codicia organizada,  opresión y terrorismo sistemático el primer principio de la acción política válido, es el principio de la no cooperación con su desorden, con su injusticia  y con sus mentiras. No podemos cooperar en todas las organizaciones o sociedades basadas en la fuerza, los estados modernos que subsisten por la fuerza, no puede subsistir de manera no-violenta. (Nuestra sociedad está  acostumbrada ya, a policías y guardias de seguridad en los centros sanitarios, administrativos… y llegara el día que en las escuelas tengamos guardias)- Nuestra sociedad es violenta. Nuestro estado es violento.
Así según Gandhi la satyagraha (fuerza del alma) no puede aceptar seriamente las demandas planteadas por una sociedad básicamente  violenta que espera preservar el orden y la paz mediante la amenaza de la destrucción masiva y el odio total. La persona no violenta no puede ignorar la falsedad intrínseca de estos argumentos,  tiene el deber humano y espiritual de enfrentarse a ellos, y desenmascarar esta mentira con todas sus fuerzas.  Lo primero es aflorar y desmenuzar esta realidad violenta que tenemos y desenmascararla, este es nuestro primer paso. Y hacer que aparezca como lo que realmente es, pero intentemos  que sean como lo hacía Gandhi, actuaciones simbólicas, educativas y espirituales. 
Tenía una clarividente aceptación de la necesidad de emplear la fuerza y la presencia del mal a modo de punto de apoyo para el bien y la liberación. Todas las formas de necesidad (comida o libertad) pueden contribuir a la libertad de los hombres, si nos ponemos a ello; si no, caemos en la esclavitud y la alienación.   
El bien o el mal no se aseguran definitivamente mediante actos heroicos o nefastos. Y precisamente la no-violencia da cuenta de esta dinámica, de este estado no definido de todas las relaciones entre los humanos. El tejido social no está  terminado. Está “en el telar” y   las relaciones están sometidas a cambios constantes. Y la única liberación real es liberal simultáneamente a opresores y oprimidos. La única forma mediante la que se puede “vencer” verdaderamente al enemigo es ayudarle a convertirse en una cosa distinta. Es este tipo de sabiduría que encontramos en Gandhi.
Los actos simbólicos que llevo a cabo Gandhi (ayuno, sal…) tenían como objetivo tres tipos de liberación.
-Primera liberar la sabiduría religiosa india que estaba esclerosada por un sistema que la hacía falsear su propia esencia.
-Segunda, quería liberar a los intocables, no solo de la opresión  política y económica sino también de su odio a sí mismos.
Y finalmente liberar a los opresores de su ciega dependencia de un sistema que mantenía ese estado de cosas y que consecuentemente  esclavizaba la dignidad humana de todos, opresora y oprimida.
                                                                         Esperanza. Septiembre 2017
(Relacionado con política por la persona Gandhi y por la actitud a mantener de noviolencia.)

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